Si hay algo que abunda en todas y cada una de las ciudades de nuestro país, son iglesias. Los turistas menos exigentes nos conformamos con visitar la Catedral y algún que otro templo más, pero lo cierto es que si indagamos un poco más nos encontramos con santuarios de lo más curiosos.
Desconocemos si nuestros antepasados serían expertos equilibristas, pero lo cierto es que nos dejaron iglesias vertiginosas en las diferentes provincias, casi imposibles de construir.
¿Listo para comenzar una ruta por la belleza del arte religioso?
Iglesia del Pantano de Sau
No sabemos si Moisés ha bajado del cielo para abrir las aguas, pero en mitad del pantano de Vilanova de Sau, en Barcelona, brota un templo en eterna resurrección. La explicación científica radica en que el pueblo de San Román de Sau fue tragado por las aguas del pantano a medidos de los 60, dejando bajo las aguas no solo la iglesia, sino el pueblo entero. Si existe el milagro de los panes y los peces, el lugar para multiplicarlos sería este.
Ermita de San Juan de Gaztelugatxe
Ubicada en la costa de Vizcaya y entre dos pueblos con encanto como son Bermeo y Baquio, nos encontramos con una de las espectaculares construcciones religiosas que tiene nuestro país.
Para acceder a ella, tendrás que cruzar un puente que te lleva desde la costa, hasta la pequeña isla en la que está ubicada, en su punto más alto, y pasar por los 241 peldaños que te llevarán hasta este templo dedicado a San Juan. En cuanto a su origen, algunos piensan que la primera ermita es del siglo X, pasando a denominarse convento en el siglo XII.
Sin duda alguna, es una de las visitas que no puedes perderte por la belleza del entorno que le rodea, y por supuesto, por la belleza que hay en el interior de esta ermita.
Convento de San Pablo
¿Hay algún edificio que no esté al borde del abismo en Cuenca? La ciudad de las casas colgadas tenía que tener un convento vertical. Levantado en el siglo XVI sobre una pronunciada roca, su aspecto nos recuerda al de un barco navegando por alta mar. Desde él, divisaréis una panorámica natural de vértigo.
Basílica de Covadonga
Espectacular, elegante, solemne…todo calificativo se queda corto para definir a la iglesia más llamativa de Cangas de Onís. Por si la belleza de su arquitectura, construida íntegramente con cuarzo rosa, no fuera motivo suficiente para visitarla, ¿os habéis fijado dónde se encuentra? Los lagos de Enor y Erin y el parque nacional de los Picos de Europa resaltan todo su esplendor y forman un entorno de cuento de hadas.
Iglesia de Siurana
Una iglesia que data del siglo XII y que se utilizaba como zona defensiva en épocas de guerra es casi imposible que haya sobrevivido hasta nuestros días; difícil de creer pero cierto, porque la iglesia de Siurana mantiene íntegra su imponente y rotunda estructura. Para hacerla aún más increíble, se sitúa en lo alto de un precipicio, en la Sierra de Montsants, dominando la naturaleza más salvaje. Solo apta para los más intrépidos.
Santuario de Montserrat
La patrona de Cataluña, la Virgen de Montserrat, tenía que estar en un santuario de altura. Y nunca mejor dicho, porque su morada se sitúa la sierra de Montserrat (Barcelona). La leyenda cuenta que unos pastores encontraron la Virgen en el siglo IX, y el obispo de Manresa pidió que se trasportara hasta su ciudad. Lejos de conseguirlo, en el trayecto la escultura se hacía más y más pesada, y por eso se quedó en su emplazamiento actual. Fuera intencionado o no, lo cierto es que ahí se quedó.
Ermita de San Felices
Coronando los Riscos de Bilibio, a las afueras de Haro (La Rioja), encontramos una ermita que nos regala una vista de pájaro: desde su afinada cresta podrás observar cómo el río Ebro se abre camino entre los viñedos de la Rioja. Escenario de peregrinajes, su fiesta más famosa es la Batalla del Vino, una romería celebrada en el mes de junio.
Capilla de San Olav
¿Impresionado? Así nos quedamos nosotros al descubrir que en esta construcción tan ¿moderna? son muchos los que se acercan para conocer el Mensaje.
Se encuentra en la provincia de Burgos, y en concreto, en Covarrubias, de la que la separan unos 4 kilómetros de la Colegiata.
Seas religioso o no, la espectacularidad de estos templos y sus entornos, bien merecen una visita, ¿no crees?