La historia de España es una historia repleta de capítulos oscuros, en los que la sangre de las víctimas se derramaba por aquellos verdugos que se creían en posesión de la verdad absoluta.
Uno de los capítulos más extensos y terroríficos es el que tiene que ver con la Santa Inquisición. Este Tribunal fue fundado en el año 1478, por los Reyes Católicos, con el objetivo de perseguir la brujería y la herejía. Los campos en los que trabajó dicho Tribunal se extendieron con el paso de los años abarcando muy diferentes temas.
No fue hasta 1834 cuando se abolió este macabro grupo, por un decreto firmado por María Cristina de Borbón. Casi 400 años en los que Torquemada y sus amigos llevaron a cabo todo tipo de torturas en las que se calcula que dejaron la vida unas 2000 personas.
La huella que dejó este episodio en la historia es lo bastante profunda como para que merezca ser recordada, por medio de lugares y objetos que todavía la cuentan, a pesar del paso de los años.
Toledo
Sin duda, Toledo es la ciudad que mayor importancia adquiere cuando hablamos de esta institución. Durante siglos, la Inquisición influyó en los habitantes de la ciudad, conocida por tener callejas y sótanos donde los nigromantes y alquimistas se escondían para practicar sus artes. Irónicamente, esos mismos lugares fueron utilizados para castigar a los presos.
Aquí se instalaron las Casas de la Inquisición allá por el 1486, tras llegar de Ciudad Real, y fue donde se tomaban las decisiones que juzgaban a reos de toda España. Se conservan además otros lugares donde observar la huella del Santo Oficio, como antiguas cárceles inquisitoriales, casas de Secretarios del Santo Oficio, el quemadero de la Inquisición y los lugares donde se celebraban los Autos de Fe.
Madrid
Otro de los lugares donde más huella queda de este periodo. Fue en 1650 cuando se creó el Tribunal del Santo Oficio de Madrid, momento en el que las decisiones que se tomaban en Toledo pasaron a la capital.
En Madrid hay diversas construcciones que se pueden visitar, donde la historia de la Inquisición sigue estando viva. Uno de ellos es el convento de Nuestra Señora de Atocha, que acogió el Consejo de la Inquisición hasta 1780. Posteriormente, se trasladó el Consejo Supremo del Santo Oficio a la calle Torija, a un edificio propiedad del Marqués de Siete Iglesias, quien fue torturado entre esas mismas paredes.
En la calle Santo Domingo se encuentra un Monasterio con el mismo nombre, donde llevaban a los reos para recibir el castigo determinado por el Consejo. En este lugar se mantienen además las cuevas subterráneas donde se guardaba el archivo de los Autos de Fe. Actualmente, las cuevas son accesibles a los visitantes, ya que se han convertido en una coctelería.
En la zona de Lavapiés encontramos otro retazo de la Inquisición, una desconocida cárcel eclesiástica donde todavía se conservan las mazmorras que dieron alojamiento a miles de condenados que serían torturados y asesinados.
Muchos de los apresados en dicha cárcel acababan sus días en la Plaza Mayor, donde cientos de espectadores se reunían para observar el sufrimiento de los condenados. Los más célebres espectadores de tan macabro espectáculo eran los miembros de la familia real, que acudió hasta finales del siglo XVIII.
Además de todos esos lugares, existen otras pruebas de lo acontecido en esos días, y es que también queda constancia de los quemaderos, situados primero cerca de la Puerta de Alcalá, y trasladados posteriormente a la Glorieta de Ruiz Giménez, en el barrio de Salamanca. A esto se suma el nombre de algunas calles que hacen referencia al Tribunal y a los actos salvajes que cometieron, como la calle La Ventosa o la Plaza de la Cruz Verde.
Sevilla
En esta ciudad andaluza se conservan igualmente varias edificaciones y lugares donde la Santa Inquisición tuvo un papel determinante. Los Autos de Fe en Sevilla se realizaban en la Plaza de San Francisco, donde también resultaban un espectáculo para las masas y donde se imponía una pena al reo, generalmente de muerte. Posteriormente se trasladaban al Prado de San Sebastián o a Tablada, lugares donde eran quemados y que actualmente se conservan como zonas malditas.
Seguidamente se puede visitar la Plaza de la Magdalena, donde únicamente quedan los restos del convento que fue sede del Tribunal Inquisidor en la ciudad, el convento de San Pablo. Este lugar poseía además algunas mazmorras donde apresaban a los reos, que al no ser suficientes, se ampliaron en el Castillo de Triana. El conocido actualmente como Castillo de San Jorge fue la última sede de la Inquisición de la ciudad y donde se registró una mayor actividad durante el siglo XVI.
Para los más curiosos y atrevidos…
En todas las ciudades nombradas anteriormente, se realizan rutas con mayor o menor frecuencia para descubrir los lugares relacionados con la Inquisición a través de la historia.
Además, aquellos que quieran indagar en los elementos de tortura más utilizados en las carnes de los considerados herejes, encontrarán varios museos y exposiciones dedicados a estos peculiares objetos.
En la propia ciudad de Toledo se encuentra la muestra “Antiguos Instrumentos de Tortura”, donde conocer en profundidad hasta 40 piezas reales utilizadas por los inquisidores.
En la ciudad de Córdoba se encuentra además el Museo de la Inquisición, en plena judería, donde se puede observar una amplia colección de instrumentos de tortura conservados de modo excepcional.
Es necesario advertir a los visitantes de que su perspectiva del mundo cambiará tras ver con sus propios ojos los objetos con los que se conseguían las confesiones de los pobres condenados. Nadie está lo bastante preparado para imaginar un cuerpo humano pasando por torturas como la doncella de hierro, el garrote vil o el potro de tortura, por citar únicamente algunas de las más conocidas. Y es que por muchas películas que veamos, la realidad siempre, siempre, supera a la ficción.