Algo pasa en Castilla La Mancha, cuando es uno de los destinos preferidos por los turistas amantes de los espacios naturales. Y si apuntamos un poco más en el mapa, nos encontramos con Albacete y sus parajes donde el color verde es predominante. Ahí encontramos la clave.
Hoy, vamos a hablar de una de las poblaciones que quizás menos se conoce, pero que guarda en su territorio, verdaderas joyas naturales. Hoy, nos desplazamos a Riópar donde dejamos a un lado el ajetreo de las grandes ciudades, para disfrutar de espectaculares parajes, acompañados únicamente, de la calma y esencia manchegas.
¿Preparado para dar una vuelta por Riópar? ¡Arrancamos!
Lo primero, es lo primero, ¿dónde se encuentra?
En un espacio lleno de posibilidades para el turismo. Te contamos bien.
Está enclavado en la comarca de la Sierra del Segura, a poco más de 100 kilómetros de distancia del centro de Albacete, pero conservando la originalidad de sus vistas.
Además, comprende la antigua villa medieval, que es denominada como Riópar Viejo, y donde vas a poder disfrutar de un patrimonio muy rico en historia, y de una localización excepcional a unos cuantos metros de altitud, y sobre un montículo que parece custodiarlo todo.
Soy aventurero y me encanta la naturaleza, ¿qué voy a poder encontrar?
Tranquilo Indiana Jones, que ya mismo te contamos la de cosas que vas a poder conocer en las zonas que comprenden su patrimonio natural.
No podemos dejar de citar el Parque Natural del Calar del río Mundo y de la Sima, uno de los dibujos más sorprendentes de este lienzo repleto de naturaleza. Se encuentra en territorio de Riópar, y es uno de los destinos más visitados por turistas como tú.
Las rutas de senderismo y montaña se abren camino entre las cascadas protegidas por pinos, avellanos y robles, que acompañan a esta formación de agua, durante sus más de 100 metros de recorrido, desde su nacimiento, a partir del que se crean varias cascadas más.
Otra de las joyas que hay en Riópar, y que se encuentra ligada a este Parque Natural, es la Cueva de los Chorros, peculiar y especialmente reseñable porque es la cuarta más grande de España. En ella, se ha llegado a estudiar hasta 32.000 metros, y se localiza en una altura considerable, de unos 200 metros, donde el terreno es único y poco explorado, así que esperamos que hayas traído una cámara de fotos porque el objetivo está claro. ¡Y no necesita filtros!
La ruta se extiende en unos 4 kilómetros de no demasiada dificultad, aunque cabe destacar que si tienes vértigo, es mejor que no la hagas.
Si necesitas emociones más fuertes, también puedes hacer las rutas de montaña hasta llegar hasta a las zonas más altas que comprenden el paisaje del municipio albaceteño. Son, en orden de altitud, los Picos del Argel, con 1694 metros; Vivoreros, que asciende superando los 1650 metros; y por último, Padroncillo, de 1586.
Y, además de zonas naturales, ¿qué más puedo hacer en Riópar?
Pues disfrutar de su historia, que puede observarse en la actualidad mediante el patrimonio que hay en su casco urbano, donde la esencia medieval puede respirarse aún hoy.
Fue antiguamente una población ligada a la actividad del bronce, y en torno a este elemento, se crearon las fábricas, que hoy forman parte, tras su inutilización, del territorio más moderno. Se localizan junto al cauce del río, ya que de esta manera se aseguraban el abastecimiento de las materias primas indispensables para el funcionamiento, como el agua o la madera.
Hoy, podrás conocer un poco más a fondo su actividad, y productos, gracias a los museos.
Aunque, en Riópar Viejo es donde vas a encontrar el grueso del patrimonio más antiguo.
Comenzamos hablando de la Iglesia del Espíritu Santo, que data del siglo XV, y en la que se ven las pinceladas de la corriente gótica. Hace unos años, y cuando se procedió a su restauración, se encontraron en el interior unos cuantos frescos que estaban ocultos y que tienen un elevado valor cultural.
El castillo es uno de los puntos más visitados. Tendrás que levantar la vista para contemplarlo, ya que se localiza, como mandaban los cánones entonces, sobre una roca y como estrategia defensiva.
Aunque actualmente se encuentra en ruinas, data de la época de dominio islámico y puede visitarse libremente. Pero…¡atento!, que tiene una particularidad que te va a dejar con la boca abierta. En el mismo terreno hay un cementerio al aire libre.
Sí, no nos lo inventamos. Entre las zonas colindantes al castillo, pueden verse repartidas, y a simple vista, lápidas que datan incluso, de principios del siglo XIX. Las vistas son curiosas, a la par que impactantes.
Y, ¿para comer?
Embutidos, potajes y tortas se dan cita en las mesas de la zona, donde tampoco faltan las cucharas, tenedores y cuchillos.
El lomo frío, el atascaburras o las típicas migas manchegas son los platos estrella de la zona. Eso sí, siempre acompañado de productos procedentes de la matanza, todo un evento en territorio manchego.
Como ves, Riópar tiene mucho que ofrecer, tanto en su vertiente natural, como en la cultural, donde cada rincón es una auténtica sorpresa.