Toda persona adicta al verano que se precie ve todos los veranos Mamma Mia y Mamma Mia: Here we go again al menos un par de veces. Es de esos típicos filmes que anuncian la llegada del calor y despiertan las ganas de irse a una isla para perderse con dos amigas.
Si tú y tus amigos nunca habéis planeado una escapada a Grecia solo para sentiros como Meryl Streep y las Dynamos, es que tan amigas no sois.
No obstante, entre el coronavirus y la economía actual no todos podemos irnos a Santorini o los alrededores, pero por suerte en España tenemos unos cuantos lugares en los que perdernos que tienen ese mismo ambiente.
En el artículo de hoy os recomendamos varios pueblos de la isla de Ibiza en los que poder vivir unas vacaciones de musical. Eso sí, lo de poneros a cantar y bailar como si fuerais las Dancing Queens en medio de las calles ibicencas ya es cosa vuestra.
1. Sant Antoni de Portmany
San Antonio Abad, más conocido por aquellos lares como Sant Antoni de Portmany, es un pueblo que ofrece especialmente un ambiente de ocio y fiesta, perfecto para tus vacaciones a lo Mamma Mia.
Es el cuarto núcleo de población más grande en Ibiza, con unos 25.000 habitantes, así que tampoco es precisamente un lugar dejado de la mano de Dios. Habitado pero no sobrecargado, y perfecto para no sentirse atosigado entre marañas de gente.
Además, sus calas y playas son un referente en el oeste de la isla. Las puestas de sol sobre la línea del mar son incomparables, y generan un entorno incluso romántico.
Hay algunos rincones de lo más interesantes en el pueblo, como su viejo faro, un acuario, y un auditorio al aire libre por si a alguien le da por hacer un numerito y cantar Super Trouper. Y para algo más de diversión, también hay un parque acuático con metros y metros de toboganes sobre los que deslizarse.
2. Santa Eulària des Riu
Este es, literalmente, el escenario más parecido que podréis encontrar a la película. Se trata de un precioso pueblo con casas blancas escalonadas entre pequeñas colinas, cuestas para arriba y para abajo, mezcladas con algo de la vegetación salvaje que crece en los alrededores de la población.
Es el segundo pueblo más grande de Ibiza, en el que habitan hasta 36.000 personas, afortunadas de poder hacer vida en semejante entorno.
La mayoría de las casas se concentran en torno al Puig de Missa, una antigua iglesia fortificada que hace la función del núcleo del pueblo, con su pequeña ermita de Sa Creu d’en Ribes justo en el centro.
Se lo considera uno de los pueblos más bonitos de Ibiza, con unas espectaculares vistas de la costa y hermosas calas ocultas con pequeñas playas de arena fina.
Además, este municipio puede presumir de ser el único de las islas Baleares con un río. A lo mejor la fuente de Afrodita corre bajo el mismo, como en la película. Uno nunca sabe.
3. Santa Agnés de Corona
Santa Inés (o Santa Agnés, como la nombran por allí), es un pueblo de lo más encantador situado en la llanura de Pla de Corona. El mayor atractivo natural de este municipio son sus árboles de almendros, que en primavera florecen vistiendo el pueblo y todo el valle de preciosas flores de colores suaves.
Uno de sus edificios más llamativos es su iglesia de construcción tradicional con fachada blanca, completamente ibicenca. Esta tiene dos puertas, pero solo una se usa debido a un dramático asesinato que aconteció en la otra en 1870. Si quieres agregarle un poco de drama a tu película, aquí tienes el que necesitas.
En las Puertas del Cielo, un mirador situado en el acantilado de Ses Balandres, que proporciona una inusual pero hermosa vista de la costa, el oleaje y sus riscos escarpados que no encontrarás en otros puntos de la isla.
Y, por supuesto, para aquellos que quieren incluir algo de turismo gastronómico, hay un par de buenos restaurantes en los que podrán degustar platos típicos de Ibiza junto a una cerveza fría o un buen cocktail.
4. Santa Gertrudis de Fruitera
Este pueblo está situado en el interior de la isla así que le falla un poco la parte playera, pero no es nada que no se pueda arreglar alquilando un coche o unas motos. Se lo considera el pueblo más chic de la isla gracias a sus mercadillos de aire hippie, que se despliegan constantemente para vender recuerdos hechos a mano, ropa y demás productos.
Aún así, esta localidad es un 10/10 gracias a que prácticamente todas sus calles son peatonales y gracias a eso no hay ruidos molestos de claxon, ni motos arrancando. Solo gente disfrutando de sus paseos y conversaciones sin que nadie los interrumpa.
Hay mucha tradición de terraza, así que es común encontrarse las mismas bastante ocupadas, dándole un ambiente vivo pero pacífico. Tiene algunos bares bastante reconocidos por toda la isla, en los que podrás disfrutar de una copa y un tentempié antes de seguir recorriéndola.
La iglesia de Santa Gertrudis de Fruitera tiene el campanario más alto de toda la isla, que destaca sobre los tejados de las casas blancas.
5. Sant Miquel de Balansat
Sant Miquel de Balansat es un pueblo situado al noreste de la isla. El día que sientas tu Dynamo interior queriendo salir puedes acercarte a su iglesia, donde cada jueves se hacen demostraciones de ball pagès (baile tradicional ibicenco) en su patio principal. No son canciones o coreografías de ABBA, pero desde luego salero tienen un rato.
Además, este es uno de los templos más antiguos de la isla, que data del siglo XIV. Bajando por sus sinuosas calles puedes llegar hacia el puerto, que cuenta con una serie de muelles en los que duermen los barcos, y ofrece vistas al Mar Mediterráneo.
Sus pequeñas playas son un lugar idílico en el que poder hacerte con un bonito color moreno del que presumir a la vuelta de tus vacaciones en las Baleares.
Y si sientes que te falta algo, puedes darle una pizca de misterio a tu estancia en Sant Miquel visitando las cuevas de Can Marçá, un conjunto de cavidades de más de 100.000 años de antigüedad. Se dice que era refugio de contrabandistas siglos atrás.