Quizá no sea uno de los más extensos de la península, pero sin duda este Parque Nacional es uno de los más conocidos y visitados, llegando a registrar decenas de miles de visitas al año, y siendo únicamente superado en número de visitantes por el Parque Nacional del Teide.
Está formada por una superficie total de 67.455 hectáreas, repartidas por territorios de Cantabria, León y Asturias. Es punto estratégico de la Cordillera Cantábrica, especialmente llamativo por todos los accidentes geográficos que lo forman. Destacan los picos montañosos, que superan los 2.500 metros, y la cercanía al mar Cantábrico, que sin duda ofrece las panorámicas más impresionantes en las que se mezclan los parajes de naturaleza más salvajes.
Miguel Ángel García. FLICKR
Toda la extensión está abierta a las visitas durante todo el año. Únicamente se recomienda al público que en las épocas de mayor afluencia, como puede ser Semana Santa y los puentes con varios días festivos, que deje el coche en los puntos destinados a ello y se dedique a recorrer a pie algunos de sus maravillosos paisajes.
El Parque se divide en tres macizos: el macizo Occidental o Cornión, el macizo Oriental o de Ándara, y el macizo Central o de los Urrieles. Cada una de estas zonas ofrece algo diferente y especial, aunque todas ellas tienen algo en común, y es que se han gestado a través de los siglos, gracias a la acción del hielo y el agua sobre la piedra.
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La erosión ha conseguido modelar la piedra y crear lugares únicos, como sacados de relatos de ficción, en los que se pueden encontrar valles, gargantas y ríos que recorren la tierra. Entre todos los lugares que se pueden visitar, destaca sin duda el paraje de los Lagos de Covadonga, lugar de peregrinación por excelencia para miles de personas religiosas.
Flora y Fauna
La variedad de especies vegetales y animales que habitan los Picos de Europa resulta uno de sus puntos más atrayentes. Y el clima y las características son las de alta montaña, con temperaturas que rara vez superan los 8 grados, y donde hay una fuerte incidencia de precipitaciones.
En cuanto a la flora, los parajes prácticamente desérticos, en los que predomina la roca desnuda, se mezclan con bosques de hayas, robles y encinas. También destacan las zonas en las que sobreviven matorrales y pastos, y otras donde los tilos florecen por encima de cualquier otra planta.
Sílvia Martín FLICKR
Esta diversidad de vegetación supone también que el reino animal que habita cada rincón sea de lo más variopinto. Aves como águilas, buitres, alimoches y ánades sobrevuelan el cielo buscando el mejor lugar para cazar y anidar. Rebecos se esconden entre los roquedos de las zonas más altas, y en los bosques son vecinos corzos, jabalíes y perdices. También se pueden ver, con mayor dificultad, murciélagos y lechuzas que salen a cazar por la noche, y muchas especies de peces que nadan por los kilómetros de ríos.
Cultura y mitología
Nacho FLICKR
Además de disfrutar del contacto con la naturaleza, los visitantes podrán disfrutar de un tiempo de ocio empapándose de la cultura de los pueblos que forman parte del parque. Los concejos de Amieva, Cangas de Onís, Onís, Cabrales, Peñamellera Alta y Peñamellera Baja han robado el territorio justo a la naturaleza para instalarse.
En estas localidades se encuentran cuevas en las que todavía se conservan restos del arte rupestre, iglesias góticas y románicas y palacios barrocos; monumentos históricos en los que conocer la cultura más tradicional de la zona.
Por supuesto, se incluye como descubrimiento la gastronomía y las festividades que tienen lugar en los núcleos urbanos más importantes. Y si al visitante le sobra tiempo, podrá indagar en las leyendas que plagan todo el territorio, como la que se narra sobre la victoria de Pelayo en la montaña de Covadonga, donde luchó contra los árabes.
Jorge Cancela FLICKR
