En el siglo pasado se decía de ella la olvidada, la atrasada, la pobre. Tópicos. O mejor dicho, etiquetas resultado del desconocimiento. Del desconocimiento de aquellos que nunca la han visitado o la han catado. Porque Extremadura es sabrosa, como el mejor jamón. Fuerte, como un buen queso, dulce como su miel, e intensa como el mejor vino.
No os confundáis, no soy extremeño, ni vengo a ensalzar a nada ni nadie. Únicamente me cito con vosotros a través de estas líneas, para contaros o para descubrir los lugares más puros de la comunidad extremeña. Sin complejos, ni filtros. Porque su densidad y su extensión virgen e intratable al paso del tiempo, son directamente proporcionales a la belleza que la envuelve.
Pero antes de nada, un aviso. Extremadura tiene únicamente 2 provincias, pero 387 municipios. Todos y cada uno de ellos tienen sus matices y encanto, por lo que hay que simplificar, disculpándome ante aquellos que no aparezcan por aquí, pero soslayando que todos lo merecen. Allá vamos.
Guadalupe, Cáceres
En Guadalupe hay que poner el foco en su obra arquitectónica más importante, nombrada Patrimonio de la Humanidad, como es su Real Monasterio, que honra a la patrona de Extremadura, Santa María de Guadalupe.
Paseando por sus calles también te dejarán boquiabierto sus balcones de madera y sus calles empedradas. Y por supuesto, la Plaza Mayor, con unos soportales que reflejan de forma fiel la arquitectura de la zona. El Colegio de Infantes es otro de los grandes reclamos, hasta el punto de ejercer como parador de turismo.
Jerez de los Caballeros, Badajoz
El municipio está declarado Conjunto Histórico – Artístico, lo que ya nos pone en la pista sobre la belleza del mismo. El estilo medieval manda en las calles de esta denominada villa de las cinco torres.
El pueblo respira historia lo mires por donde lo mires, pues por él pasó el imperio romano, los musulmanes, los visigodos y también templarios, dejando una huella imborrable en la arquitectura del lugar. En este sentido es obligatorio deleitarse con la torre de San Miguel Arcángel y la torre de San Bartolomé.
Trujillo, Cáceres
Conocido como “la cuna de los conquistadores”, Trujillo es lugar de nacimiento de ilustres como Francisco de Orellana, Francisco de Pizarro o García de Paredes. Su pasado deja un legado de una belleza de primer orden, con palacios y mansiones de herencias árabes.
En cuanto a lugares de visita obligada, destacamos el castillo, propio del siglo IX y sobre todo, la Plaza Mayor, custodiada por soportales. Tampoco te marches sin quedar ensimismado con el Palacio de los Orellana Toledo o el de los Pizarro.
Robledillo de Gata, Cáceres
Declarada Bien de Interés Cultural, esta población cuenta con un ambiente muy agradable en el que las vistas son espectaculares.
Su casco urbano se encuentra estructurado en forma de pendiente, por lo que el paisaje que deja la Sierra de Gata, forma un escenario perfecto para el turismo. Además, la conservación del patrimonio como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que tiene cinco siglos de antigüedad; y la típica construcción de sus casas, en pizarra de la zona, hacen de Robledillo, un lugar perfecto para descubrir.
Alcántara, Cáceres
Los ríos Tajo y Alagón sirven de referencia cuando visitamos Alcántara. Y para saltar sobre ellos, el municipio presenta una de sus grandes maravillas, como es el imponente Puente Romano. Una autentica obra de ingeniería nacida en el siglo II y que es sin duda, el mayor aliciente a la hora de visitar el municipio.
Pero no todo queda aquí, pues el municipio ofrece al visitante otros rincones con esencia, como por ejemplo la Plaza de San Pedro de Alcántara, en el corazón del pueblo o el convento de San Benito.
Zafra, Badajoz
De gran interés desde el punto de vista artístico, cuenta con un casco histórico precioso, que en 1965 fue declarado Conjunto Histórico – Artístico. De Zafra destacamos sus dos plazas, unidas por un famoso pasadizo conocido como Arquillo del Pan, en lo que es el eje principal.
Pero Zafra también obtiene un notable reconocimiento gracias a sus edificios religiosos y las casas palaciegas, como la de Santa María de la Candelaria. Por último, soslayar que la localidad cuenta con una feria de reconocimiento europeo, como es la Feria Internacional Ganadera de Zafra.
Montánchez, Cáceres
Sin duda su gran referente es el castillo, del siglo XII, de arquitecturas árabes y situado en lo alto de un cerro. En un sentido arquitectónico destacamos también la Iglesia de San Mateo, así como las casonas hidalgas. Por otro lado, las murallas proporcionan unas panorámicas vistas de toda la llanura.
Pero, sobre todo, lo que tienes que hacer en Montánchez es deleitarte con su exquisito jamón, acompañado de una copa de vino.
Garganta de la Olla, Cáceres
La Sierra de Tormantos abriga a este bonito municipio rodeado de una orografía idílica, con gargantas y cascadas. La Plaza Mayor es uno de sus mayores encantos, pues domina en su arquitectura la madera de castaño, dando ese encanto tradicional al lugar.
Para empaparse del encanto de Garganta de la Olla debes pasear por la calle del Chorillo y el barrio de la Huerta, inundados ambos casos de casonas de los siglos XVI y XVII.
Granadilla, Cáceres
Bienvenidos al pueblo fantasma, pues Granadilla está deshabitado desde 1964. Se trata de una de esas localidades que tras el desenfreno de los años 50, vivió bajo la influencia del cauce de su embalse. El cual nunca llego a sobrepasar su bella fortificación árabe, etiquetada como Conjunto Histórico Artístico desde 1980.
El pueblo, que cuenta con habitantes en algunas fechas del año, te atrapa con la magia de sus calles, muralla y torre, pero mucho ojo, pues Granadilla cierra al caer la noche y mejor no quedarse encerrados.
Deleitosa, Cáceres
Deleitosa no es gran cosa. No, no es el más bonito de todos, sin embargo está en esta lista por los acontecimiento que la han envuelto. Pues este pueblo fue modelo fotográfico, imagen en los años 50 para Eugene Smith, un fotógrafo estadounidense que público la imagen de Deleitosa en un reportaje para la revista LIFE. Y lo hizo bajo el título “Spanish Village” con la intención de mostrar la precariedad de aquel entonces, así como las consecuencias de la guerra.
Dicho reportaje fue duramente criticado y censurado en España, aunque eso no evitó la repercusión del caso, del que se llegó a decir que algunas de las fotografías fueron manipuladas para aumentar el componente dramático. Pero que mejor manera de conocer la verdad y la historia del municipio que paseando por la calle W. Eugene Smith.
Y ahora, vuestro turno, ¿con cuál os quedáis de los citados? ¿Qué otros recomendáis?
¿Sabías que…?
… El 85% de la producción de tomate en nuestro país es extremeña. Y es que a lo largo de un año se llega a superar el millón y medio de toneladas de tomate, que se reparte por toda Europa.