Asturias es verde, salvaje, hermosa y tierna, de corazón de minero y de buen comer; sólo hay que mencionar uno de sus platos más conocidos: el cachopo. Asturias, ese tesoro en la tierra que cuenta con todo lo que un mortal puede necesitar. Y, para los que no la conozcáis, para los que pensáis a hacer una escapada o, incluso, para los que sois de la tierrina, seguro que leer estas líneas os saca una sonrisa.
Los pueblos más bonitos de Asturias. Tremenda decisión el hacer este listado. Seguro que nos hemos dejado fuera alguna pieza importante, porque cada uno de sus lugares tiene su encanto o su misterio; pueblos con encanto, lo llaman ahora. Pero para los asturianos son pueblos guapos y mi pregunta es: ¿cuál no ye un pueblu guapu si ye asturianu?
Lastres
Es uno de los pueblos más bonitos. Lógico, sino, no estaría en nuestra lista. Se hizo famoso con la serie Doctor Mateo, y es que el fuera llamado San Martín del Sella, se llevó a la pequeña pantalla con una cuidada imagen. No sabemos si nos gusta por su tamaño pequeño y coqueto. Por su faro que te da unas vistas impresionantes del Cantábrico. O, por ser un pueblo marinero que da otro ritmo a la vida, porqué negarlo. Eso sí, contad con que vais a echar pierna porque el pueblo cuenta con unas cuestas digamos que importantes; parte de su encanto.
Colombres
Pueblo Ejemplar de Asturias de 2015 es una visita obligada para todos, incluso para los asturianos, para que conozcan la realidad de los muchos paisanos que tuvieron que cruzar el charco en busca de un futuro mejor. Y lo hicieron, y muchos de ellos volvieron con las manos llenas a su Colombres, a compartir su riqueza con el resto de su pueblo. Por eso, la capital de Ribadedeva representa una mezcla entre el futuro y parte del pasado. Si lo visitas, sabrás lo que son los indianos y lo son imponentes que son estas casas típicas de la zona. Como dato curioso, es muy típico que en los pueblos asturianos pregunten: «¿Y esti de quién ye?», «Ná, esti ye indianu«; expresión que significa que no es del pueblo, que viene de fuera, como de la capital.
Taramundi
Este pueblo tiene un encanto especial por sus edificaciones de piedra vista oscura que dan la pizarra. Cuenta con un castro de tremenda relevancia histórica, que data el poblado de la Edad de Bronce, según los expertos.
Si algo define a Taramundi es su artesanía. Si vas por allí, ¡cómprate un cuchillo!, o una navaja, es una inversión asegurada. Entre otros oficios más relevantes de la zona son los telares, la madera o el cuero.
Taramundi es un enclave perfecto para los amantes de la naturaleza, y más concretamente, del senderismo. Cuenta con seis rutas de senderismo que te van a ayudar a descubrir esta belleza.
Cudillero
¿Sabías que los habitantes de Cudillero se llaman pixuetos? Viene dada de su origen marinero, presente a lo largo de todo el pueblo, como en muchas de las casas de los pescadores, que cuelgan pequeños peces deshidratados.
El pueblo está edificado sobre la ladera de una montaña, desafiante al mar y a las piernas de sus visitantes, sus vecinos ya están más que acostumbrados a vagar por sus calles empinadas. Es espectacular, entre otras muchas cosas, por la variedad de sus casas, que inundan de color los nublados días asturianos.
Si estás pensando en acercarte, sal un poco de las edificaciones y de lo que es el pueblo y ve hasta la Playa del Silencio. Ha adoptado este nombre por el refugio en el que se transforma este enclave. Suaviza el mar para que llegue tranquilo a la orilla de una playa protegida por dos islotes. Uno de los lugares más bellos de la costa verde.
Llanes
Es uno de los puntos turísticos más importantes del Principado. Todo el mundo quiere ir a Llanes. Todo. Y si no quiere ir, sinceramente, es porque es la primera vez que oye hablar de él.
Además, es uno de los sitios con más casas rurales puedes encontrar. En contrapartida, que más se llena.
Ha sido escenario de películas gracias a su fotogenia, dada con, por ejemplo, sus «Cubos de la Memoria» o por la playa de Gulpiyuri, de la cual no podemos deciros nada, porque las palabras se quedan cortas. Mejor os ponemos una foto; aunque seguro que tampoco le hace justicia.
No te puedes ir de Llanes sin acercarte a ver un bufón. Se trata de un fenómeno natural que aprovecha la fuerza del agua y la perforación de la roca para que, al chocar, el agua suba igual que una ballena lo hace, llegando a una distancia de 40 metros. Impresionante, ¿verdad? ¡Cuidado dónde pisas!
Cangas de Onís
Salvando las distancias, el puente romano de Cangas de Onís, es para un asturiano como la Muralla China para un chino. De su arco cuelga la Cruz de la Victoria. O mejor dicho, cuelga LA CRUZ. La misma que protagoniza la bandera del Principado de Asturias.
Cangas de Onís representa la antesala a los Picos de Europa, así que imaginaros el fondo de la estampa que tendréis cuando lo visitéis. Uno de los rincones favoritos de cualquier asturiano y, me atrevería a decir, que de cualquier persona que haya ido. Se respira calma, paz, tranquilidad…
Y para finalizar nuestro listado… ¿qué me decís? ¿Incluimos a Oviedo y a Gijón? Meter al primero, habrá que hacerlo con el segundo. Obviamente, no podemos anexarlos a la categoría de pueblos pero Sí o Sí tenéis que visitarlos y recorrer el barrio gijonés de Cimadevilla, tomaros una sidra en la playa de San Lorenzo de fondo mientras el Cantábrico ruge contra el muro de su paseo. O subir al ovetense monte del Naranco haciendo una senda para contemplar toda la majestuosidad de la capital coronada por la torre de su catedral.
Venga, y ahora las críticas, ¿cuál nos hemos dejado fuera?