Quienes ya tenemos unos años, tenemos en la retina esas imágenes, algo perturbadoras, del documental de Luis Buñuel, Tierra sin pan, que tanto polémica generaron en su momento -si no la has visto, te recomendamos que lo hagas para entender a lo que nos referimos-.
Aunque este documental retrata la parte más oscura de un período bastante difícil para la vida de las gentes de la comarca -aunque no era algo exclusivo de la zona-, Las Hurdes también tienen su lado más singular, puesto que su paisaje es una auténtica maravilla.
Ya que, para algunos, esa idea un tanto tenebrosa de esta comarca cacereña sigue vigente a pesar de haber pasado mucho tiempo, nosotros queremos acercarte su cara más amable, y, especialmente, sus paisajes y pueblos, con su peculiar arquitectura negra, hecha de piedra y pizarra, que le confieren un carácter propio y auténtico.
Si te apetece conocer algo más a fondo Las Hurdes, acompáñanos en nuestro recorrido por su encantador ambiente rural.
LAS ALQUERÍAS
Antes de empezar nuestra ruta por los pueblos negros de Las Hurdes, queremos aclarar este concepto, puesto que es posible que mucha gente no sepa muy bien qué es un alquería, y más si nunca ha tenido contacto con un entorno rural.
Es una palabra de origen árabe que se refiere a una casa o conjunto de casas dedicadas a labores y que suelen tener algún espacio para actividades agrícolas, según nos explica la RAE.
En nuestro caso, está más referido a pequeñas aldeas, normalmente adscritas a otros municipios de mayor tamaño, que se ubican en un entorno totalmente rural.
Aclarado esto, ahora sí, ¡empezamos nuestro viaje!
RIOMALO DE ARRIBA
Es una encantadora aldea que forma parte del concejo de Ladrillar.
Recorrer sus calles tienen un encanto difícil de explicar, ya que, puede dar la sensación de andar por un pueblo deshabitado. Sin embargo, a pesar de que pueda parecerlo, todavía algunos habitantes se resisten a abandonarlo y, en la actualidad, residen alrededor de una decena de personas según el censo oficial.
Piedra y pizarra son los materiales que, casi por completo, forman Riomalo de Arriba, aunque muchas de ellas en estado prácticamente de ruina.
Junto con su entorno natural, especialmente en días lluviosos o con niebla, ofrece una imagen de gran belleza que se queda grabada en la memoria.
ACEITUNILLA
Esta alquería, enclavada en el término municipal del concejo de Nuñomoral, fue uno de los escenarios del documental de Buñuel que te nombrábamos al principio.
No se sabe muy bien la razón, pero es considerado como un pueblo encantado en el que, cuentan algunas leyendas, que, por sus estrechas y empinadas calles empedradas, los vecinos creen haber visto pasear al mismo Diablo.
No sabemos si será verdad o no, pero recorrer sus calles es retroceder en el tiempo de inmediato, en el que todavía se mantiene la vida, con una población aproximada alrededor de los 100 habitantes.
Éstos son apodados como galiciánuh, nombre que es probable que provenga de los tiempos de la repoblación medieval, y celebran una de las fiestas más singulares de la comarca, como es el Robu de la Albehaca.
EL GASCO
Es una de las alquerías mejor conservadas de la zona, la cual, también pertenece al concejo de Nuñomoral.
Su población es bastante reducida, pero las construcciones típicas hurdanas, hechas en pizarra y piedra, son un conjunto digno de admirar.
Pero no es el único encanto que tiene este pueblecito cacereño, ya que cuenta con dos espacios naturales que son un reclamo para los amantes de la naturaleza.
El Chorro de La Meancera es uno de estos espacios, al que se llega a través de un recorrido de unos 3 kilómetros, hasta dar con el precioso e impresionante salto de agua, mientras que entre el paraje, podemos encontrar, escondido el Volcán de El Gasco, un lugar declarado de Interés Científico.
¿Sorprendido de saber que hay volcanes en Extremadura? Bueno… no te vamos a mentir. Y es que, en realidad no es un volcán como tal, sino que se cree que es un cráter originado por el impacto de un meteorito hace millones de años.
SAUCEDA
Esta alquería está asentada sobre lo que se suele conocer como la Boina de Extremadura, en el norte de la provincia, y forma parte de Pinofranqueado.
Estrechas calles que se entremezclan sinuosamente se reparten por la ladera del monte, donde disfrutar de un viaje al pasado durante su recorrido, con la típica arquitectura negra tan singular de la zona.
Es una de las poblaciones que todavía mantienen habitantes, aunque apenas llegan a las 80 personas censadas oficialmente.
Además de la arquitectura tradicional, otro de sus atractivos es también la naturaleza, y a la que debe su nombre, puesto que, en su momento, la zona estaba plagada de sauces.
OVEJUELA
Probablemente esta alquería de Pinofranqueado, sea la que tenga orígenes más antiguos, puesto que en las cercanías se encuentra un asentamiento de la época romana que se conoce como Otulio por algunos y Vitulia por otros.
Las ruinas del Convento Franciscano de los Ángeles, de principios del siglo XIII, es el lugar donde residió el monje Pedro de Alcántara, y está muy ligado a Ovejuela, por la relación entre los vecinos de la zona y los monjes en su época.
En sus calles, como podrás suponer, la arquitectura negra predomina en sus edificaciones, pero cabe destacar un enclave natural que hace muy conocida la localidad: el Chorrito de Los Ángeles, una preciosa cascada de unos 100 metros de alto que se ha convertido en su principal emblema.