Los abuelos deberían ser eternos. Pregúntale a quien quieras y seguro que te responden que una de sus personas favoritas en el mundo es uno de sus abuelos.
Por la forma en la que te consienten, te pasan una propina cada vez que los visitas como si estuvieran en un episodio de Narcos, te preparan tus comidas favoritas, o si siempre te esperaban a la salid del cole… Hay que quererlos y agradecerles por ello.
Los yayos, abus o abues, da igual como los llames, siempre tienen un hueco especial en el corazón de los nietos, y viceversa. El tiempo que pasamos con ellos es sagrado, y, para muchos, termina siendo limitado.
Ellos también son conscientes, y por eso desean exprimir el mayor tiempo posible con sus hijos y sus nietos. Si esperas poder crear nuevos recuerdos con ellos, podrías plantearte una escapada al campo con ellos y disfrutar de la vida rural unos días.
No te decimos que os vayáis a Nueva York o a Francia, pero seguro que todos termináis agradeciendo esa salida en grupo.
En el artículo de hoy, os presentamos algunos bonitos destinos rurales a los que poder acompañar a los abuelos a pasar unos días en la naturaleza.
1. La Alberca (Salamanca)
Este pueblo se encuentra en el corazón de la sierra de Francia, al sur de la provincia de Salamanca. La estructura y la arquitectura de sus calles le ha llevado a ganarse el título de Conjunto Histórico-Artístico.
De origen árabe, su nombre se refiere a lo que hoy en día conocemos como un depósito de agua. Entre sus casas destacan algunos elementos como los balcones, dinteles de madera y muros de piedra.
Seguro que a los abuelos les encanta echar un vistazo al interior de algunos de sus templos religiosos, como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que es la parroquia más grande del pueblo.
También hay tres pequeñas ermitas repartidas por la Alberca que se pueden ver con un “paseíto de nada”, como seguramente dirían muchos de ellos. Estas son las de San Antón, San Blas, y la del Humilladero. Todas ellas se levantaron en el siglo XVII, aunque alguna ha sufrido remodelaciones debido a las inclemencias del tiempo.
Si vais en buen momento, podréis escuchar el tañido de las campanas llamando a rezar el rosario.
2. Alquézar (Huesca)
Siendo parte de la comarca de Somontano de Barbastro, este pueblo cuenta con innumerables atractivos perfectos para descubrir en familia. Muchos de ellos se basan en detalles simples como unas bonitas vistas, pero es que tenemos que recordar que lo bonito está en pasar el tiempo juntos.
Como podéis imaginar, Alquézar también lleva algo de influencia árabe, aunque se considera más bien un pueblo medieval. Forma parte del Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, por lo que está rodeado por paisajes naturales protegidos llenos de flora y fauna autóctona.
Sobre un cerro destaca la visión del antiguo castillo musulmán, que a día de hoy es la Colegiata de Santa María la Mayor, que vigila y protege a los habitantes del municipio.
La estructura de sus calles de cuanto menos peculiar, sinuosas. Destacan especialmente los callizos, que son pequeños callejones con el techo cubierto sobre el que se construían habitaciones para aprovechar el espacio.
3. Cudillero (Asturias)
Si los abuelos son muy calurosos, no tienes más que llevarlos a Cudillero, un tradicional pueblo marinero situado en Asturias. Desde los más pequeños de la casa hasta los más mayores podrán maravillarse con su gastronomía, sus vistas y sus playas.
El centro de actividad y vida de Cudillero se encuentra en la Plaza de la Marina, construida con una peculiar forma de anfiteatro, en la que se arman puestos con productos locales constantemente. Se encuentra rodeada por las coloridas casas del pueblo, algunas terrazas y la vegetación de los alrededores.
Las playas cercanas al pueblo encierran bonitos e inusuales paisajes en los que se puede disfrutar tanto de las vistas como del baño. Es el caso de la playa de la Concha de Artedo, que alterna terreno de guijarros y algo de arena. También se puede visitar la playa del Silencio, que como su nombre indica transmite una sensación de tranquilidad gracias a que el único sonido es el de sus olas muriendo en la orilla.
Tampoco nos olvidamos de una importantísima parte: comer. Como imaginaréis, en este pueblo pesquero los productos estrella son el pescado y marisco, que en pocos lugares los encontraréis tan frescos como aquí.
4. Muxía (A Coruña)
Sin duda, uno de los pueblos más bonitos y emblemáticos de la Costa da Morte. Situado en el antiguo fin del mundo, este pequeño municipio es un buen lugar en el que disfrutar de unas apacibles vacaciones con los abuelitos.
El cabo de Touriñán es sin duda el punto más occidental de la península, lo que supone un plan estupendo para los amantes de los atardeceres y las puestas de sol.
Además, si tú o tus abuelos os habéis planteado alguna vez hacer el Camino de Santiago, que sepáis que muchos consideran Muxía un final alternativo para el mismo. Llegar al último punto de España en el que se pone el sol y visitar el Santuario de la Virgen de la Barca supone una gran experiencia religiosa para muchos de los peregrinos que van allí.
Si vais a la lonja del pueblo os encontraréis un dinámico mural pintado por Joseba MP, en honor a una de las abuelas del lugar que se dedicaban a la recogida del percebe. Se titula “Claudina es la ninja de las olas”.
5. Pedraza (Segovia)
Recogiéndonos uno poco hacia el sur, vamos a hacer una parada en Castilla y León. Para los abuelos con más arte y salero, Pedraza es el lugar ideal.
La sierra de Guadarrama es la silenciosa vecina de este pueblo al que rodea una antigua muralla medieval. En este pueblo destaca su castillo, que es, por descontado, uno de los mejores conservados de España pese a su antigüedad.
La Plaza Mayor de Pedraza de la Sierra, el centro neurálgico del pueblo, está engalanada con bonitos blasones y numerosos soportales de piedra que permiten que haya zonas de sombra perenne entre sus locales.
Los mesones de este pueblo inundan las calles con un delicioso olor a cochinillo cochifrito o cordero lechal, que son algunas de las especialidades de esta región. Se abre el apetito solo de imaginarlo, ¿verdad? Si te pides uno, ni la abuela se atreverá a decirle que comes muy poco.
6. Guadalupe (Cáceres)
Los abuelos más devotos te agradecerán esta visita a uno de los santuarios marianos más importantes de España: el de la Virgen de Guadalupe. Sabemos que muchos de ellos viven la religión a flor de piel, y sería un detalle poder compartir esa experiencia.
Su monasterio se encuentra protegido por una antigua muralla con arcos que atraviesa varias de las calles del municipio, con varias puertas al interior.
Si os animáis a patearos el pueblo de arriba abajo, podréis encontrar varias bonitas fuentes de agua fresca. En total hay diecisiete de ellas repartidas por el pueblo.
Alguna se encuentra ubicada en la antigua judería, pero también hay restos arquitectónicos de estilo mudéjar, como un antiguo claustro. Esto no es sino una prueba del amalgama de culturas que ha habido en este bonito lugar.