Una de las cosas que desea uno cuando está en familia es crear bonitos recuerdos, especialmente con los más pequeños. No es tan fácil como parece encontrar lugares indicados a los que viajar con niños, pero sabemos que los padres siempre hacen todo lo que pueden y más para que los chiquitines puedan disfrutar de unas vacaciones alegres y divertidas.
Las opciones más socorridas suelen ser las playas, y parques temáticos. Son lugares donde los niños no se aburrirán y lo pasarán bien, pero no son las únicas opciones existentes.
Aquí en España tenemos la suerte de contar con todo tipo de destinos: playas, valles, grandes ciudades, islas, y montañas.
En este artículo os vamos a sugerir unos cuantos destinos de toque alpino donde poder ir en familia, y enseñar a los pequeños a conectar con la naturaleza, flora y fauna del lugar. Os aseguramos que aprenderán y se divertirán como nunca, porque, al fin y al cabo, lo importante para ellos es pasárselo bien con papá y mamá a su lado.
Sierra de Gredos
Para los que viven en el centro de la península es el destino perfecto. Está apenas a dos horas de Madrid, y no mucho más alejada de Toledo o Salamanca.
La sierra de Gredos ofrece ambientes vacacionales tanto en verano como en invierno, ya que durante el primero puedes encontrar abundantes charcas escondidas entre sus bosques, y en invierno sus picos se cubren de nieve y se puede subir a sitios como el Puerto del Pico o la plataforma nevada de Hoyos del Espino.
También puedes invitar a los pequeños a descubrir la flora y la fauna del lugar gracias a sus numerosos centros de observación. Verás cómo se sorprenden cuando divisen un buitre o un milano volando en las alturas o entre las laderas de las montañas.
Además, si son de esa clase de niños a los que nunca se les acaba la batería y aguantan despiertos hasta la noche, puedes llevarlos a uno de los observatorios de los pueblos de alrededor, como el de Navarredonda de Gredos, para que descubran las maravillas del cielo nocturno, constelaciones, o las vetas estrelladas de la Vía Láctea.
Picos de Europa
Para los enamorados del norte que quieren compartir ese cariño con su familia, los Picos de Europa son un destino estrella.
Entre sus cumbres hay numerosas rutas de senderismo, como la ruta de la Garganta del Cares, situada en el parque nacional de los Picos de Europa. Los niños quedarán asombrados al pasar por debajo de una catarata, aunque puede que acaben un poco cansados al final. Pero así dormirán como los angelitos que son, ¿no?
Otra propuesta divertida es la de hacer el descenso del Sella, más cerca de las faldas de las montañas y del mar, terminando en Ribadesella. Por experiencia, advertimos que el protector solar será vuestro mejor aliado si pensáis hacer aunque sea solo uno de los tramos, pero merece la pena ya que en muchos de ellos es apto el baño mientras se pasa por allí con el kayak.
Así a la vuelta, los renacuajos podrán presumir de haber bajado un río en balsa con todo el orgullo del mundo.
El Bierzo
Este es un destino muy poco masificado, en la provincia de León pero con tintes bastante gallegos.
Si tus criaturas son de esas a las que les gustan los cuentos de princesas, caballeros y castillos, este lugar los dejará completamente alucinados. Puedes idear una bonita ruta de castillos, empezando por el de Cornatel.
La visita tiene un precio muy económico, comenzando en el patio de armas y la planta baja, donde varios paneles narran la historia de esta fortaleza. A continuación, se dará la oportunidad de subir a una de sus torres y los miradores, que ofrecen una bonita vista de El Bierzo.
Una de las partes favoritas de los pequeños será probablemente la exposición de armas medievales, espadas, y el photocall del final.
Otro emplazamiento medieval es el castillo templario de Ponferrada. Los niños podrán explorar el interior del castillo, siempre y cuando no tengan mucho miedo del “fantasma” que vive en la torre de Moclín. Alrededor de los corredores de piedra podrán ver algunas piezas audiovisuales con las que aprenderán cómo era el castillo en sus tiempos de gloria.
La Cerdanya
Si os hace ilusión un viaje semi-internacional, en la Cerdanya podrás moverte entre España y Francia con toda flexibilidad, al ser una zona situada justo en la frontera entre los países. Algunos de los pueblos que hay entre sus picos son españoles y otros son franceses.
Uno de los planes más recurrentes para hacer con niños en este lugar es tomar la ruta del tren Groc (el tren amarillo), que recorre buena parte de los Pirineos atravesando bosques e incluso un puente de gran altura sobre uno de los valles.
Da igual que sea primavera, verano, otoño u invierno, pues hay actividades de todo tipo. Por ejemplo, sea el mes que sea, las aguas termales de Les Angles cuentan con varios balnearios, muchos de los cuales están indicados también para niños con zonas de juego donde podrán entretenerse.
Hasta en invierno podréis bañaros al aire libre en una piscina de aguas sulfurosas y minero-medicinales.
Arguedas
Los niños se llevarán un buen recuerdo de Arguedas si los llevas al Parque Sendaviva, donde podrán tener un contacto directo y único con la naturaleza, disfrutando de espectáculos con animales, campamentos, o incluso cuidando de algunas especies raras.
Además, es la puerta de entrada al impresionante paisaje de las Bardenas Reales, una panorámica que a los más pequeños les impresionará.
Por si fuera poco, también hay talleres donde pueden aprender a cocinar y otras actividades, además de un pequeño parque con atracciones como una tirolina, batallas de agua y un pequeño recorrido en una diligencia por paisajes del Viejo Oeste.
Aunque, por supuesto, Arguedas no solo destaca por su parque. Si queréis hacer planes más íntimos, la familia entera puede acercarse a ver las Cuevas de Argueda, que se han restaurado recientemente y ahora se pueden visitar.
La estación biológica de Arguedas también podría interesarles, dándoles la oportunidad de recibir unas didácticas clases de educación medioambiental en las que podrán avistar aves, o todos podréis recorrer algunas de sus rutas más características y divertidas.