¡Cuidado! Esta entrada va a dar hambre. Da igual que hayáis comido o cenado: Vas a querer pecar de nuevo porque el plato que os presentamos, merece la pena. Crujiente y dorado por fuera, tierno y jugoso con queso fundido por dentro que, al partir, se desparrama como una rica cascada. ¿Todavía no sabes de qué estamos hablando?
“Asturias, Patria querida, Asturias de mis amores; ¡quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones!…” ¿Lo has leído entonando? ¿Sí? ¿No? Comenzamos de nuevo: “Asturias, Patria querida, Asturias de mis amores; ¡quién estuviera en Asturias en todas las ocasiones!…”. Ahora ya, estamos listos.
Querido lector yo sé que es avispado, y además tampoco hace falta estar muy despierto para darse cuenta de a dónde viajamos hoy. Claro, al paraíso astur, el lugar convertido en paisaje, en playa, en gaitas, en sidra, en faba y sobre todo, en nuestro protagonista de hoy: en cachopo.
Espero, repito, espero, que ya sepáis lo que es un cachopo. Pero tanto si sí, como si no, aconsejo coger un babero antes de seguir leyendo o que os acerquéis algo de picar, vendrá bien. Y si estás a dieta, con todos los respetos, este es el lugar y el momento equivocado. Huye.
Bien. Introducido el tema con sus pertinentes – y agradecidos – avisos e instrucciones, vamos al lío. Metámonos en harina, nunca mejor dicho.
¿Qué es un cachopo?
Es ya una comida de culto. Competidor con grandes clásicos asturianos, como el arroz con leche, la sidra o la fabada. Y para mí, también de otras recetas nacionales, véase la paella, el cocido o el salmorejo. Y, además, está de moda.
En un cuerpo a cuerpo el cachopo no tiene nada que perder. Es económico, contundente en cantidad, de sabor inconfundible y de aspecto inmejorable, con su dorado superficial y su crujir en el paladar.
Si lo abrimos por la mitad, comprendemos que la receta tradicional no tiene ninguna dificultad, es la simpleza convertida en arte o como mejorar un sándwich, por ejemplo. Vemos pues dos filetones de ternera (o pollo, porque ahora ya los hay) rellenos de jamón serrano y queso. Sin más. ¡Hay que ver cuánto placer e intensidad de sabor cuando se funden estos tres elementos!
¿Cómo se prepara el cachopo?
Fácil, fácil.
Paso 1: la ternera. Hay dos opciones: o bien pedimos en la propia carnicería que nos la corten en forma de libro, de tal manera que ya tenemos las dos mitades para meter el relleno. O compramos los 2 filetes por separado. A partir de ahí, es importantísimo aplastar los filetes con un rodillo o maza y salpimentar al gusto.
Paso 2: el relleno. Siguiendo el orden, colocamos sobre el primer filete de ternera, jamón serrano, el queso, y nuevamente, jamón serrano. Todo ello lo cubrimos con el otro filete, y lo compactamos en condiciones para que el relleno no se salga.
Paso 3: empanar y freír. Pasamos el cachopo por huevo, harina y pan rallado, lo que dará forma y piel al cachopo. Y con todo, lo freímos en la sartén a fuego medio hasta que se adquiera el dorado deseado. Lo siguiente es simplemente disfrutar.
Otras recetas
Está claro que la magia del cachopo reside en su relleno. Pero, ¿el relleno puede estar formado por otros ingredientes distintos a los ya citados? Exactamente, he ahí la gracia y un saco de posibilidades infinitas.
Algunos de los elementos alternativos más utilizados son los champiñones, las setas, el pimiento, la bechamel, los espárragos… Y entre las recetas atípicas más populares encontramos, por ejemplo, el cachopo relleno con queso, bacón, espárragos, champiñones y pimientos de piquillo.
Pero también es habitual cambiar el tipo de queso. Muy sabroso es el relleno formado por jamón, queso Vidiago y setas. O la misma opción sumándole a su vez lacón y pimientos de piquillo.
A mí personalmente, y soy de estómago exigente, me encanta el cachopo relleno de cecina y queso ahumado de Pría. O para los amantes de los sabores más fuertes, la misma opción, pero sustituyendo el queso ahumado por rulo de cabra ¡Para chuparse los dedos oiga!
Y es que las opciones son ilimitadas. Tú mismo puedes inventarte tu propio cachopo. Lo mejor es combinar hasta acertar, sin obviar que el sistema digestivo necesita descansos.
Y por cierto, no habíamos hablado de ello pero no por eso es menos importante. El cachopo ha de llevar guarnición. Que también es igual de manipulable, aunque quizás el elemento que no suele faltar es la patata, a la cual acompañamos de pimiento, ensalada, cebolla o incluso, pisto. Todo al gusto.
¿Dónde comer un buen cachopo?
España, como país de rica gastronomía, rompe pronto con las fronteras cuando hablamos de una receta exitosa. Por ello, lo mejor es comenzar por la cuna, es decir, por los mejores restaurantes en Asturias donde comerlo, para después extendernos por el resto del país.
Pero como no me considero Chicote, ni tampoco Jordi Cruz, para recomendaros los tres mejores restaurantes de Asturias, me remito a los ganadores del II Campeonato Regional del Cachopo de 2015.
- Restaurante Rías Baixas, en Áviles. Nos ofrece su campeón. El Cachopo Primavera, que incluye ternera, queso Gamoneu y jamón ibérico. Está acompañado además por una guarnición a base de patatas paja, timbal de verduritas y huevos de codorniz. El precio está en torno a los 16 euros y sus medidas 19 x 28cm. Y como nos encanta recomendar, si vas de fuera del Principado o, incluso si eres del interior, te aconsejamos que te quedes cerquita de Luanco a disfrutar de unos días de descanso y de la brisa marinera.
- Restaurante Las Gaviotas, en Castrillón. Ojito, porque es un cachopo cuya ternera está rebozada con Panko, rebozado tipo japonés que le da un toque muy exótico. Todavía no lo hemos probado pero tiene una pintaza que lo hemos incorporado a nuestra wishlist de cabeza. En su relleno encontramos queso Gamonedo, avellanas, jamón y manzana reineta, sin duda, a cada bocado recordaremos dónde lo estamos comiendo, ¿verdad?. Acompañado de una guarnición a base de pimientos y patatas. Todo en 15 x 25cm y unos 22 euros de precio. ¡Quédate a dormir! ¿Dónde? ¿Qué te parece Cudillero? Uno de los puntos más turísticos de la comunidad, no puedes dejar que te lo cuenten.
- Restaurante El Sauco, en Gijón, nos ofrece un cachopo cuya ternera arropa a espárragos, jamón de Guijuelo, pimientos de piquillo y queso. Además, está acompañado de ensalada y salsa de carne. 20 euros es su precio medio y 20 x 30cm sus medidas.
Y ahora, ¡cachoperos del mundo! ¡Asturianos fuera de vuestras fronteras!, os voy a nombrar otras opciones fuera del territorio astur donde templar el estómago con un cachopo.
En Madrid, donde las posibilidades son casi tan numerosas como en Asturias, recomiendo El Cogollo de la Descarga, que ofrece el clásico cachopo a base de jamón serrano y queso. O Parrilla Nino, que a la ternera le suma el lomo, bechamel y queso cheddar.
Otras provincias. Por ejemplo, ahora que llega el tiempo de playa, en Benidorm, Alicante, El Hórreo, que nos lo sirve con jamón de Tineo, champiñones, queso de fundir de los Oscos y pimientos pochaos.
En Murcia, La Taberna Laciana, nos ofrece un cachopo a base de cecina, queso de cabra, bacón y pimientos. Y por último, para no extendernos mucho más, en Vitoria, tenemos uno de los cachopos más grandes, de 20 x 40cm, en el restaurante El Chigre de Ali 13, relleno de cecina y queso cabrales.
Antes de terminar, puntualizar que mis conocidos asturianos más cercanos me han pedido, POR FAVOR, que matice una cuestión. Y es especificar ciertas recetas que NO son cachopos, aunque se intenten pasar por él. Sus deseos son órdenes.
Platos que se parecen pero NO son cachopos
- Filete empanado: no hay relleno. Fin de la discusión.
- Sanjacobo: un auténtico ultraje considerarlo o confundirlo con un cachopo. No hay ternera ni jamón serrano por ningún lado, cualquier intento de parecido, quedará en eso, intento.
- Flamenquín: para empezar el flamenquín es tubular. Por si con esto no basta, no es lo mismo ternera que lomo de cerdo. Ni jamón york que jamón serrano.
- Cordon bleu: cuidado con esta receta francesa, que nos meten gato por libre. La ternera, ok, el queso, ok, pero el jamón serrano no está por ninguna parte. No es cachopo.
- Saltimbocca: no va empanado…oooohh…sin tapa ni empanado, en intento de cachopo te has quedado.
Pues hasta aquí. Y ahora manos al fogón o pies al mesón. ¡A disfrutar del cachopo!
¿Sabías qué…?
…La intención principal por la que se inventó el cachopo era para dar textura y sabor a filetes que ya no eran frescos o eran de mala calidad. Hoy, sin embargo, la calidad del filete es primordial en la receta.