Si existen lugares en los que el turismo rural cobra sentido, Olmedo es uno de ellos, y es que nada mejor que un lugar donde la historia ha perdurado a la vista.
Esta localidad se encuentra en el corazón de la vallisoletana comarca de Tierra de Pinares, arropada entre los ríos Adaja y Eresma, y siendo una zona en la que los olmos abundan, ¿imaginas la procedencia de su nombre?
¿Qué tal un poco de su historia ahora? Pues, aunque por estas tierras han pasado multitud de culturas, hay que señalar que es en la Edad Media cuando cobra más renombre con del dicho popular: "Quien señor de Castilla quiera ser, a Olmedo de su parte ha de tener", y, especialmente de la mano del escritor Lope de Vega con su novela ‘El Caballero de Olmedo’ .
Este último dato es el que hace que la visita a La Casona de los Longué, o lo que es lo mismo, el Museo del Caballero, sea punto imprescindible en la visita. Se trata de un lugar donde podrás visitar la exposición en honor a Lope de Vega, que situó en el mapa esta localidad con su afamada obra, que antes mencionamos, y que, además, alberga un corral de comedias, en el que, a día de hoy, se siguen realizando obras teatrales.
Como la historia sigue presente entre sus calles, ¿te apetece acompañarnos en un recorrido por sus lugares más destacados?
Partimos de la base de que Olmedo es conocida como la Villa de los Siete Sietes, pues en su momento, aglutinaba siete pueblos, y la muralla, de origen medieval y estilo mudéjar, tenía siete puertas, de las cuales, aún conserva dos de ellas: la de San Miguel y San Andrés.
También eran siete sus conventos y plazas, entre las que hay que destacar la Plaza Mayor, con una arquitectura castellana con los típicos soportales.
Y como el siete es el número mágico, podrás adivinar que siete también eran las iglesias.
De éstas quedan en pie la Iglesia de San Miguel y su Arco (siglo XIII), junto a la muralla, que es uno de los mejores ejemplos de cómo el estilo románico y el mudéjar se fusionan a la perfección. Aunque no queda la cosa aquí. En su interior esconde una joya: la Capilla de la Virgen de la Soterraña, una sala policromada que guarda la imagen de la patrona del pueblo.
Las siguientes en la lista son la iglesia de San Juan, de estilo mudéjar y con varios sepulcros en su interior, o la de San Andrés, del siglo XIII, de la cual, por desgracia, tan sólo queda una parte en ruinas, así como la levantada en honor a Santa María, con un sobresaliente atrio porticado a su entrada.
Después de tantas visitas por Olmedo ¿te ha entrado hambre? Si eres de buen comer, estás en el lugar correcto, puesto que su gastronomía, además de estar deliciosa, abarca mucho.
Su plato estrella es el lechazo, aunque los guisos de cerdo o sus quesos no se quedan atrás, y mucho menos sus postres, entre los que destacan turrones artesanos, cagadillas de gato, que no son otra cosa que rosquillas, mantecados de almendra o bollos de mosto.
En la mesa tampoco puede faltar el vino, que además tiene Denominación de Origen de Rueda.
En el aspecto cultural, hay que destacar varios escenarios. Una parte va dedicada a la diversión especialmente para los más pequeños, y es que el Parque Temático del Mudéjar, donde se reproducen a escala las construcciones mudéjares más importantes en Castilla y León, dentro de un espacio natural con zonas de descanso que hará que los peques disfruten de lo lindo, así que, si viajas con niños ¡no desperdicies la oportunidad!
Por otra parte, tenemos la faceta más relacionada con las artes escénicas, convirtiendo a Olmedo en un referente con su Festival del Teatro Clásico.
Por último, cabe destacar que el turismo rural se ha abierto camino, ofreciendo gran diversidad de alojamientos como lugar de descanso para los visitantes.