¿Buscas un destino en el que disfrutar de las vistas y la calma? Entonces te proponemos que descubras Pollensa, o Pollença en mallorquín, un pueblecito al norte de la isla desde el que disfrutar de las vistas de la Sierra de Tramuntana, junto a la que se ubica.
Pollença es considerado como uno de los pueblos con más encanto de la isla, y su carácter tradicional, su patrimonio y la gastronomía, hacen de este rincón el destino ideal para todos los viajeros que quieren pasar unas vacaciones de turismo rural perfectas.
Si las vistas desde fuera te impresionan, ¡vas a alucinar con lo que te espera en su casco urbano! Nosotros vamos a darte alguna pincelada de qué visitar en la zona.
Un buen punto de partida podría ser su corazón, la Plaza Mayor, indiscutible centro neurálgico de actividades y movimiento, especialmente durante los domingos, que es cuando se puede disfrutar de su mercado ante la atenta mirada de la iglesia de Mare de Déu dels Àngels. El mercado dominical es algo que tienes que vivir, con productos artesanales y un montón de artesanía que llevarte a casa.
Siguiendo en el centro, te proponemos visitar el Convento de Santo Domingo, donde podrás conocer en el interior, el Museo de Pollença y cuando te canses, dar un paseo por los Jardines Joan March en los que destacamos una escultura gótica como es la Torre Desbrull.
Y sin dejar atrás los museos y la cultura, descubrir la Casa Museo Dionis Bennassar te introducirá el arte mallorquín y en sus paisajes.
Si ya has recorrido el casco urbano y buscas adentrarte en mitad de la naturaleza, te espera imponente el monte de El Calvario, uno de los emblemas de este pueblo al que se llega subiendo nada más y nada menos que 365 escalones, que representan cada día del año. Cuando llegues arriba ¡disfruta de las vistas desde su mirador! Una estampa completa de Pollensa que te impresionará.
Pero, ¿sólo hay cosas para ver en pleno casco urbano? No. Pollença tiene mucho que ofrecer incluso si te alejas del casco urbano, y es que en los alrededores te espera el Pont Romà de Pollença, una joya de la arquitectura romana que merece la pena inmortalizar. Y como no todo iba a ser arquitectura civil, a las afueras pero dentro del territorio de Pollensa nos encontramos con el Santuario de la Virgen María, a unos 40 minutos del centro, pero con una altitud que te hará disfrutar de otro mirador de excepción.
Estamos en Mallorca y no te hemos mencionado las playas, ¿verdad?. Tranquilo porque en los alrededores de este pueblo encontrarás dos joyas indiscutibles: el Cabo de Formentor y la Cala Sant Vicenç, dos rincones en los que tirar la toalla y comenzar a relajarse bajo el sol mallorquín y sobre esa arena fina y dorada que será el colchón perfecto mientras disfrutas del hilo musical de las olas rompiendo en la orilla.
No te olvides de conocer también el Puerto de Pollensa, uno de los paseos más agradables que encontrarás a tan sólo 7 kilómetros del centro del pueblo. ¿Te va lo salvaje? Entonces te recomendamos que hagas una excursión a Cala Bóquer, perfecta para los amantes del snorkel.
Como ves, conocer Pollença te va a proporcionar unas vacaciones muy completas. Vacaciones que no son redondas hasta que no le ponemos el punto de sabor. Y es que estás de suerte porque la gastronomía de Mallorca es muy variada y con productos naturales que son la base de la cocina mediterránea, como el aceite de oliva y su siempre sabrosa ensaimada. ¿Quién puede resistirse?