Pizarra es un municipio situado en el malagueño Valle del Guadalhorce, bajo la atenta mirada de la Sierra de Gibralmora y uno de los rincones del interior de la Costa del Sol en la que el turismo rural es la mejor opción para disfrutar de una estupenda visita.
Y es que su orografía hace que tenga un especial microclima de temperaturas suaves, lo que da la oportunidad de disfrutar de la naturaleza plenamente sin pasar mucho frío o calor.
Varios senderos son los que podrás recorrer, pero cabe destacar el conocido como El Santo, una ruta hasta las cumbres de la Sierra de Gibralmora que recompensa con una increíbles vistas desde el punto donde se encuentra la escultura del Sagrado Corazón de Jesús.
Como decíamos, el clima de Pizarra es suave, lo que proporciona las condiciones perfectas para el cultivo de la tan conocida huerta malagueña, donde las hortalizas y frutales, entre los que cabe destacar los cítricos, son uno de los motores de la economía en la localidad.
¿Te apetece saber algo sobre sus orígenes? Pues aunque no aparece como villa hasta el siglo XV, los restos arqueológicos son bastante numerosos. Entre ellos se destacan la Necrópolis de Cistas de la Luna, datada en la Edad de Bronce y catalogado como Bien de Interés Cultural. También El Bañadero de la Reina, este último de tiempos romanos.
Llegando hasta la época musulmana, en la cima del cerro de Castillejos de Quintana, se pueden observar restos de un antiguo poblado mozárabe donde se distinguen perfectamente casas excavadas en la tierra, aunque no es la única muestra mozárabe, puesto que la Ermita de la Fuensanta se asienta sobre los restos de una iglesia semi rupestre que se data sobre el siglo X, aunque su actual estilo es neogótico.
Y, en el casco urbano ¿se pueden ver monumentos? ¡Pues claro! Uno de los más destacados es el Palacio de los Condes de Puerto Hermoso, en el cual la estética es principios del siglo XX en estilo neomudéjar con bellos jardines a su alrededor, y albergando joyas en su interior como son distintas pinturas, entre ellas un retrato de Carlos III pintado por Goya.
En cuanto a edificios religiosos, encontramos, en primer lugar, la Iglesia mudéjar de San Pedro Apóstol, originaria de finales del siglo XV, cuyo interior es de una singular belleza por, entre otros elementos, un magnífico artesonado de madera en el techo y una pila bautismal en mármol del siglo XVI.
Después de un buen paseo por la localidad, o una ruta por su entorno natural, hay que reponer fuerzas y qué mejor manera que con un buen plato típico sobre la mesa.
¿Sabes cuál es el fuerte de su gastronomía? Como decíamos al principio, Pizarra es tierra de huertas, y, como podrás deducir, entre sus platos estrella, los ingredientes principales son los productos locales. Un plato con un curioso nombre es la sopa aplastá, que consiste una sopa espesa hecha con verduras como habas, espárragos o pimientos, entre otros ingredientes, que se mezcla con pan y se corona con unas patatas por encima, y si se añade huevo, atún y cebolla el plato se transforma en el bolo pizarreño.
Si no te levantas de la mesa sin terminar con un postre, un buen bocado a las empanadillas de batata o a los roscos de pan de higo te dejarán con un dulce sabor de boca.
Hemos paseado por la naturaleza, conocido los yacimientos arqueológicos y monumentos de Pizarra, y ahora toca descansar.
¿No sabes dónde alojarte? La respuesta está en el turismo rural, y es que esta tranquila localidad ofrece una gran variedad de casas rurales, muchas de ellas con la estética típica de las casas de campo o incluso precioso cortijos donde completar tu experiencia rural en este bonito pueblo de Málaga.