A orillas del río Ebro, en tierra de vinos, se levanta Logroño, la capital de La Rioja, donde el turismo rural puede ser una de las mejores opciones a la hora de visitarla.
Situada al norte de la provincia, en la comarca de la Rioja Media, es una ciudad asentada en tierras llanas y en un cruce de caminos, entre ellos el famoso Camino de Santiago, con un paisaje de extensos viñedos en los alrededores.
¿Qué sabes sobre su historia? Aunque son varias culturas las que han pasado por estas tierras, fueron los romanos quienes originaron el asentamiento de Vareia, la actual Varea que forma parte de la ciudad de Logroño.
Durante la Edad Media, fue arrasada a manos del Cid Campeador (1092) y, tres años después, es reconstruida por orden de Alfonso VI y le otorga el Fuero de Logroño, lo que conllevó un aumento de la población.
Es a partir del siglo XI cuando toma bastante relevancia, puesto que su situación, entre los reinos de Navarra, Castilla y Aragón, era estratégica.
Y ahora que sabes algo sobre sus orígenes, ¿qué te parece saber cuales son los lugares más destacados de Logroño?
Empezando el recorrido en la Muralla y Puerta de Revellín, como muestra de las defensas medievales de la ciudad, muy cerca podemos encontrar el Parlamento de La Rioja, un edificio histórico que, en la antigüedad era el Convento de la Merced, y que cuenta con una preciosa portada barroca y un claustro interior del siglo XVII.
Si llegamos hasta la Plaza del Mercado, podemos visitar la Concatedral de Santa María la Redonda, nombre que proviene de la antigua iglesia románica del siglo XI en la que se asienta, y cuyo aspecto actual, con las dos torres gemelas de estilo barroco, se lo debe a la estructura levantada entre los siglos XVI-XVIII.
Una vez salimos de la Plaza del Mercado, nos podemos adentrar en el casco histórico, con bonitos rincones como la Calle Ruavieja, por la cual transita el Camino de Santiago, y que está plagada de calados -antiguas bodegas bajo las casas- como el de San Gregorio (siglo XVI) o el del Palacio de Yanguas, actual Centro de la Cultura de La Rioja.
Otros edificios religiosos destacados en el casco viejo son la iglesia de Imperial de Santa María (siglos XII-XIII), con una impresionante aguja octogonal junto a su torre, o la iglesia de Santiago, una parada imprescindible para cualquier peregrino del Camino de Santiago, sin olvidarnos de un agradable paseo por el Paseo del Espolón, uno de los pulmones verdes de la ciudad.
¿Paseamos por su gastronomía ahora? Sí, decimos pasear, y es que la Calle Laurel es lo que los lugareños llaman La Senda de los Elefantes, una de las calles más famosas para el tapeo o chiqueteo, como suelen decir allí, y cuyo apodo proviene por aquello de “salir trompa” y a cuatro patas.
Además de los conocidos pinchos, la gastronomía riojana se nutre de productos frescos de la tierra que son ingredientes en platos típicos como las patatas a la riojana, los caparrones, el bonito con tomate a la riojana o las chuletillas al sarmiento.
Pero, además, en toda mesa logroñesa que se precie, no puede faltar un buen vino con denominación de origen de La Rioja.
¿Y sus fiestas? Una cita ineludible es el 11 de junio, cuando se celebran las fiestas patronales en honor a San Bernabé, que son de Interés Turístico Nacional, mientras que en septiembre tiene lugar la Fiesta de la Vendimia.
Cambiando de tercio, si nos fijamos en su economía, el vino es una de las principales bases de su sustento, habiendo desarrollado un turismo enológico con gran relevancia, al que suele acompañar el turismo rural, otro de los pilares económicos de la ciudad.