En la Vega de Granada, entre altas cumbres, arroyos y manantiales, nos recibe la localidad de Güéjar Sierra, conocida popularmente como la Suiza andaluza y donde el turismo rural es el complemento perfecto para una visita.
Está situada en el Parque Natural de Sierra Nevada, extendiéndose sobre la ladera del cerro del Calar, un lugar ideal para quienes disfrutan de las rutas de montaña y sus paisajes.
Algunas de las rutas más bonitas que se pueden hacer en Güéjar Sierra son la Ruta Circular del Cortijo del Hornillo - Vereda de la Estrella, que atraviesa el Barranco de Guarnón y es especialmente en bonita en otoño, o la ruta de los Lavaderos de la Reina, que recorre la alta montaña de Sierra Nevada, ofreciendo una impresionante visión del deshielo si se visita durante la primavera.
Aunque si hay que destacar una ruta, es la del Tranvía de Sierra Nevada, una línea ferroviaria que estuvo activa desde 1925 a 1974 y que se ha convertido en una Vía Verde.
¿Nos adentramos un poquito en su historia? Pues a pesar de que es probable que visigodos y romanos ya poblaran este entorno, su pasado está íntimamente relacionado con la cultura musulmana, quienes la llamaban Qaryat Walyar.
Fueron éstos los que conformaron los tres barrios que, actualmente, siguen siendo los mismos: la Alquería Alta o Barrio del Fuerte, Alquería de en Medio, también conocido como Barrio de la Fuente, y, por último, Alquería Baja, denominado como Barrio de la Moraleda o del Peñón.
Entre sus calles, en algunos de los barrios, podemos observar una tradicional arquitectura serrana, mientras que si nos fijamos en sus monumentos, tenemos algunos de origen árabe y otros erigidos después de su reconquista por parte de los cristianos.
Durante la época árabe, había dos fortalezas. Por una parte la conocida como El Fuerte, que ya no existe, y otra llamada El Castillejo o Castillo de Linza, del que se conserva parte de su estructura, originaria de principios del siglo VIII.
Ya, durante el reinado cristiano, se levanta la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que data del siglo XVII y es de estilo renacentista con un precioso artesonado mudéjar en su interior.
Otros puntos de interés son la Fuente de los Dieciséis Caños y la Ermita de Nuestra Señora de la Nieves.
¿Se te abre el apetito después de este recorrido? Nada mejor que ponerle remedio disfrutando con los platos de la gastronomía típica, con especialidades como las papas migas, gachas picantes, choto al ajillo con patatas rojas guisadas a lo pobre o la asadura de cerdo al estilo güejareño, que te harán salivar con sus aromas.
Los embutidos y el pan artesano también tienen un lugar destacado, mientras que en los postres, nos podemos endulzar con leche frita con azúcar y canela o con los roscos de anís.
En lo referente a su economía, en tiempos de los árabes, su actividad más relevante era la producción de hilos y sedas, lo que le llevó a ser una localidad muy floreciente, y más tarde, las actividades principales fueron la agricultura y la ganadería, que, en la actualidad, se siguen manteniendo.
Con el paso de los años, el sector turístico ha ido en aumento, gracias, en gran parte, a ser un destino ideal para el turismo rural, siendo el que más impulso ha ido tomando en los últimos tiempos.