El Teixo

Esta casa rural asturiana es uno de los 2 alojamientos que componen el complejo de las Casas de Aldea el Teixo. Cercana a la costa, pero inmersa en un paraje montañoso único, esta casa es ideal para el descanso y disfrute de un grupo de unas 7 personas. 

Se accede a esta acogedora morada a través de un pequeño recibidor desde el que se puede llegar a un amplio salón-comedor. Cuenta con una mesa de madera con capacidad para unos 6 comensales. Al fondo de la sala, una chimenea de ladrillos grises se encuentra rodeada por 2 sillones de 3 plazas cada uno, por 2 butacas y por una mesa baja de centro. En una de las esquinas se sitúa el televisor. 

En este planta baja también se puede disfrutar de una cocina completamente equipada. Consta de una pequeña mesa de madera con capacidad para 4 personas, diferentes muebles con encimera de granito y electrodomésticos nuevos: nevera, vitrocerámica, horno y microondas.

La casa rural dispone de 2 cuartos de baño, uno de ellos en la planta baja y otro en el primer piso. Ambos cuentan con lavabo, espejo y bañera. 

En el primer piso, el alojamiento se encuentra dividido en 3 habitaciones dobles. La primera de ellas, de paredes verdes, consta de una cama de matrimonio, mesillas, mesa camilla, armario y televisor. La segunda, de paredes naranjas, dispone de 2 camas individuales, armario y televisor, al igual que la tercera, de paredes moradas. Todas ellas tienen suelo de parquet y techo con vigas de madera. Cabe la posibilidad de incorporar una cama supletoria. 

Toda la casa dispone de calefacción central y radiador en cada una de las estancias y habitaciones. 

La casa cuenta con un amplio terreno a su alrededor, donde los más pequeños pueden disfrutar de una columpios y toboganes. La casa está formada por una fachada de piedra con un pequeño porche y el contorno de puertas y ventanas pintado de color azul. 

Esta casa rural se sitúa en el norte peninsular, concretamente en Villayón, un pequeño municio que goza de unas magnñificas vistas al sistema montañoso asturiano. 

En el propio municipio se encuentran las cascadas de Oneta, un espacio protegido originado por la caída de agua preveniente de uno de los abundantes ríos de la zona.

A pocos kilómetros recorre el río Navia, el cual recorre por las comarcas asturianas y desemboca en un pueblo a escasa distancia. El curso de agua deja tras de sí una preciosa estampa que encaja con el verde de las praderas del norte.