La villa blanca de la Costa Verde asturiana es uno de los mejores lugares que guarda esta zona costera donde el turismo rural se ha convertido en uno de sus mayores encantos.
Situada en el concejo de Valdés, de cual es la capital, tiene la posibilidad de disfrutar tanto de paisajes de montaña como de espléndidas playas.
En el primer caso, las rutas de Hoces del Esva o Los Llugarinos, nos adentran en los frondosos y verdes paisajes montañosos, mientras que en el segundo, dunas, estuarios y acantilados, forman parte del paisaje de la costa en las Playas de Luarca, las Salinas, Tourán o Barayo.
Pero, ¿sabes algo sobre sus orígenes? Esta zona lleva habitada desde hace miles de años, como así atestigua el Dolmen de Restiello, pero es en la Edad Media cuando se consolida como una de las localidades pesqueras más importantes de la región.
Es, precisamente, esta época la que nos deja gran parte de su patrimonio, como sus barrios de origen medieval, como el Barrio del Cambral o la Pescadería, donde estrechas y serpenteantes calles con edificios blancos -de ahí que se la conozca como villa blanca- son un encantador recorrido para el visitante.
Entre su patrimonio arquitectónico debemos destacar el Palacio del Marqués de Ferrera, una preciosa construcción nobiliaria del originaria del siglo XIII y catalogado como Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico-Artístico, o la señorial Casa de los Marqueses de Gamoneda, que alberga el Museo Severo Ochoa, ya que Luarca es el lugar de nacimiento de la esta famosa figura de la medicina española.
La Mesa de los Mareantes es otro lugar destacado, ya que se usaba como punto de reunión en la época medieval y, más adelante, lo fue para los pescadores de la villa.
Los Jardines de la Fonte Baixa, el segundo jardín botánico privado con mayor tamaño de nuestra geografía, es otro de sus encantos, desde donde podemos divisar una bonita imagen de Luarca desde su mirador, mientras que, junto al Faro de Luarca, encontramos la Ermita de Nuestra Señora de La Blanca, que también se conoce como la Capilla de la Atalaya.
Ya que, después de un recorrido por las bonitas calles de Luarca, lo más probable es que necesites una parada para recargar las pilas, ¿quieres saber con qué platos vas a poder coger energías? La cocina tradicional es la que destaca en su gastronomía, con calderetas de pescado y marisco, la típica fabada asturiana, el potaje de berzas o la empanada de angulas.
Las carnes y productos de la tierra también forman parte de la dieta, mientras que en los postres frixuelos, arroz con leche o el requesón vaqueiro son los encargados de endulzarte el paladar.
En cuanto a sus festividades, gran parte de ellas se suelen celebrar en época de verano, principalmente en el mes de agosto, dando lugar a las fiestas en honor a Nuestra Señora del Rosario el día 15, mientras que las de San Timoteo comienzan el día 21 finalizando con una bonita romería.
Ya sabes gran parte de los encantos de Luarca, pero ¿no tienes idea de qué vive su población? En su mayor parte, sigue siendo un pueblo ligado a la pesca, puesto que a diario, llegan a la lonja las capturas de los pescadores, donde gran parte del género se lo suele llevar el sector de la hostelería. Junto con este sector, el turismo ha sido uno de los pilares económicos de la región en las últimas décadas, y, repuntando especialmente, el turismo rural en los últimos años.