Piscinas Naturales

Te dedicamos esta entrada a ti, aventurero. Tú que siempre buscas innovar, salir de lo convencional y, en definitiva, disfrutar de lo que la naturaleza te brinda.

Para ti y todos aquellos que conciben las vacaciones como un momento idóneo para descubrir nuevas formas de ocio y descanso, escribimos hoy. Uno de los textos más naturales que hemos hecho.

Y es que hoy nuestra brújula se dirige a todas aquellas zonas en las que la Tierra, caprichosa como ella sola, ha creado una piscina natural. Un recorrido en el que te enseñamos a elevar a la máxima potencia el concepto de refrescarse.

Prepárate que arrancamos en el Norte.

Piscina de Gulpiyuri, Asturias

Gulpiyuri

Gulpiyuri

Entrar en ella es evadirse de lo que nos rodea. Una vez tumbados en la arena de este singular escenario, nada parece indicar que el Mar Cantábrico se encuentra tan cerca.

Como vista frontal, una enorme elevación de tierra grisácea que contrasta con el verde y el azul que provienen de la flora y el agua en el que, cada vez más, los turistas se remojan a su antojo. Los acantilados son espectaculares, creando una barrera que le aporta intimidad a este trocito de tierra que, sin embargo, no está tan aislado. Comunica con la playa de San Antolín a través de una cueva.

Pozas de Outariz, Galicia

Pozas de Outariz

Pozas de Outariz

Siéntete como un auténtico romano disfrutando de las termas más llamativas y, nos atrevemos a decir que también más bonitas, de Ourense.

Un auténtico balneario al aire libre en el que se conectan las piscinas a través de puentes y paseos ajardinados que te llevará poco menos de media hora recorrer a pie. La peculiaridad de esta zona es la temperatura a la que encontrarás el agua, bastante alta. Una muy buena pista es la visión humeante que se crea en cada una de ellas.

Pero si el paisaje te parece poco, además te contamos que, debido a sus propiedades de alcalinidad, darse un baño en sus aguas tiene efectos beneficiosos para el organismo y las posibles enfermedades reumáticas.

Fontcalda, Tarragona

Fontcalda

Fontcalda

Nadie diría a priori, que dentro de Tarragona podrían encontrarse parajes como éste. Las piscinas de La Fontcalda, ubicadas en Gandesa, parecen sacadas de la mejor película.

Alzamos la vista y el cañón que se abre entre sus rocas se clava en la retina; unas rocas que se adornan con una nutrida vegetación entre la que se abre paso el río Canaletes, precipitándose hasta nuestra zona de baño.

Las pasarelas de madera, sin romper la naturalidad del paisaje, ponen la alfombra roja para nuestro baño, en el que encontraremos agua cristalina que eleva su temperatura hasta los casi 30 grados.

Un “caldeado” chapuzón que llena de paz.

Fuentes del Algar, Alicante

Fonts Algar

Fonts Algar

Decir Alicante y unirlo mentalmente a la playa, pero, si te decimos que existe un paraje lleno de vida donde podrás bañarte rodeado de naturaleza, ¿te apuntas?

Si es así, te contamos que es una zona tallada en la roca a base de agua; concretamente la del río Algar y del que recibe su nombre. La zona de baño es muy conocida, por lo que, si viajas hasta allí, es importante que vayas pronto. Merece la pena.

Las zonas pedregosas requieren de un buen calzado para disfrutar al 100% de esta experiencia en aguas naturales.

Su importancia en la zona es tal que se ha declarado Zona Húmeda Protegida y no es para menos. A lo largo de su kilómetro y medio (aproximadamente), la visión de las cascadas en el frente y laterales crean un paisaje precioso del que disfrutar.

Las Chorreras, Cuenca

Las Chorreras

Las Chorreras

La opción perfecta para disfrutar en familia. Se trata de un paraje en el que las pozas de agua se han formado por la erosión del agua del propio río Cabriel en la roca caliza que vertebra su sendero.

Coge fuerzas en Enguídanos y pégate un buen chapuzón en uno de los lugares más mágicos. Además, podrás observar una de sus peculiaridades, las conocidas maderadas, que, debido a los más de 1.800 años de antigüedad del paraje, han conservado trozos de troncos que se han fosilizado posteriormente. Si tienes la oportunidad de hacer barranquismo, cosa que te recomendamos muy mucho, no te olvides de disfrutar del descenso y de girar la cabeza de vez en cuando, ¡verás qué paisajes!

Sin duda, una de las zonas más curiosas para ver.

Lagunas de Ruidera, Albacete- Ciudad Real

Lagunas de Ruidera

Lagunas de Ruidera

A caballo entre Albacete y Ciudad Real se encuentra este Parque Natural de grandes dimensiones en el que el paisaje que rodea es uno de los elementos llamativos de la zona. El contraste de las zonas con la inmensidad de las lagunas que se encadenan, cubriendo las rocas, crea una dicotomía digna de contemplar.

Este paisaje es posible porque el terreno absorbe el agua de las lluvias durante el año, expulsándola mediante las filtraciones que se han hecho en las rocas. Además, podrás recorrer su verde paisaje únicamente interrumpido por el sendero del agua.

Garganta de los Infiernos, Cáceres

Garganta de los Infiernos

Garganta de los Infiernos

No podíamos dejar de mencionar esta maravilla. Un conjunto de cascadas y riachuelos que confluyen en un espacio en el que el baño es apto para sus visitantes.

El entorno sin duda, acompaña. Y es que el Valle del Jerte, en especial en la época en la que los cerezos están en flor, ayuda a que tu experiencia sea única.

De la garganta principal, la que mayor agua arroja a la zona de baño, parten otras más pequeñas que saltan la roca, y en ocasiones, se estancan en las marmitas, que son pequeños cazos formados por la erosión en una roca que parece modelada al gusto.

Las Presillas de Rascafría, Madrid

Rascafría

Rascafría

Dicen que lo único que le falta a Madrid es la playa. Pues bien, la tiene y, además, natural.

Se trata de una zona cincelada de la mano del río Lozoya, que baja imponente por el terreno rocoso y que nos ofrece en su última parte, esta maravilla. Y es que, la llamada playa de Madrid, diferencia dos zonas claras que van en función de la zona del río en la que te encuentres.

Por un lado y si quieres disfrutar del turismo familiar, podrás hacerlo en la zona que se ha acondicionado con arena. Nada te hará pensar que te encuentras en la capital.

Sin embargo, si eres de los que prefiere aventura, el otro lado te espera con más pendiente, más adrenalina y más naturaleza. Ambas parten se unen gracias a un puente, para que puedas combinar ambas zonas.

Uno de los lugares que no puedes perderte.

El Charco Azul, El Hierro

El Charco Azul

El Charco Azul

Dejamos la Península para sobrevolar las islas Canarias y en concreto, El Hierro.

Las zonas insulares de nuestro país nunca dejan de sorprendernos y en cuestión de naturaleza, son las aventajadas.

En este caso es un complejo en el que se recogen todas las posibilidades para que disfruten grandes y pequeños, integrando cada uno de sus vasos en un entorno natural que para nada se ve alterado y teniendo en cuenta todos los elementos de seguridad.

La perfecta combinación entre la acción del hombre y la naturaleza, le ha servido a este conjunto para hacerse con el título de “ecoplaya”.

El Caletón, Tenerife

El Garachico

El Garachico

Terminamos nuestro recorrido en Garachico, dentro de las islas también. Última pero no menos importante, esta zona de baño es una de las más impresionantes que hemos visto.

Su origen se remonta a la erupción de un volcán llamado Trevejo, cuya lava pereció en el mar, solidificándose y dando lugar a lo que hoy conocemos como piscinas.

Esta lava ya sólida, constituye las paredes de nuestro paraje, en el que las aguas cristalinas dejan adivinar las formas caprichosas que ha adquirido su suelo.

La instalación de unas escaleras en el propio terreno, facilita a los bañistas la diversión y la visión del castillo de San Miguel, una insigne construcción que puede apreciarse desde varios puntos de la población.

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