Cantabria tiene un montón de rincones que conocer y de los que disfrutar. En su mayoría, los espacios naturales son los más demandados por los turistas que vienen en busca de desconexión y panorámicas con encanto.
Pero sus pueblos, sus tradiciones y su gastronomía son otros de los motivos por los que viajar hasta Cantabria se hace un imprescindible en las vacaciones.
Es el conjunto de todos estos lugares el que hace que los rincones cántabros sean sin duda, lugares que guardan mucha magia.
Hoy vamos a enseñarte los más bonitos. Algunos seguramente los conozcas, y otros esperamos descubrírtelos a continuación.
Si te atreves a viajar con nosotros, ¡nos vamos ya!
Playa de Berria
Sin duda, este lugar encabeza la lista de los más bonitos de Cantabria. Y si echas un vistazo a la panorámica, entenderás por qué.
Un espectacular arenal que se extiende dos kilómetros, y que tiene de ancho 200 metros, donde el agua, la tierra y las plantas se mezclan para darnos uno de los mejores regalos de la zona. Para visitarlo tendrás que ir hasta Santoña, donde vas a encontrar paredes rocosas enmarcando la playa, y a un lado el monte Buceiro.
Una de las peculiaridades de esta playa, es que aquí se encuentra el centro penitenciario de El Dueso, algo que podría estropear a priori la estampa, aunque para los reclusos es sin duda, una de las mejores vistas que pueden tener.
Mogrovejo
Este pueblecito tiene tanto encanto, que incluso ha sido escenario de rodajes como el de Heidi, por la belleza de los paisajes que dejan los Picos de Europa, y la magia que de ellos emana.
Sin duda, recorrer sus calles es toda una experiencia, donde vas a poder disfrutar de la esencia de los pueblos cántabros tradicionales y de las opciones que ofrece. Además, es Conjunto Histórico Rural, por lo que puedes imaginar la de tradición que vas a encontrar en su casco urbano.
Faro del Caballo
Una de las visitas que tienes que hacer sin duda, si viajas hasta Cantabria. Y esperamos que tengas una buena forma física porque son 760 los escalones que tienes que bajar -mentalízate para la subida- hasta llegar al Faro del Caballo.
Podrás disfrutar de este faro como meta si haces una ruta circular que pasa por aquí, y que te hará disfrutar del paraje del Monte Buceiro. Si quieres visitarlo, tendrás que llegar a Santoña y prepararte para que la panorámica, que parece introducirte al mar, te atrape.
Reserva del Saja Nansa
Uno de los rincones con más belleza es el que te presentamos ahora, siendo incluso reconocido por el literario Benito Pérez Galdós en su obra Cuarenta leguas por Cantabria, donde ya ponía la miel en los labios sobre este sitio, y despertaba la curiosidad de todos sus lectores.
El caso es que se citan aquí dos valles, el del Saja y el del Nansa, que ofrecen un paisaje idílico, como de película, y con una gran cantidad de elementos naturales que le hacen ser la estampa perfecta para pasar una jornada de senderismo.
Que ¿qué te vas a encontrar aquí? Naturaleza por todas partes. Un rincón en el que las cascadas que forma el agua de los dos ríos se mezclan entre los espacios verdes.
¡Una pasada!
Bárcena Mayor
Aprovechando que te estábamos en el Parque Natural de Saja Besaya, te animamos a disfrutar de este pueblo con unas vistas impresionantes, y en el que podrás disfrutar de la tradición, ya que es uno de los más antiguos de toda Cantabria.
Llegarás a él cruzando un puente de piedra que salva el río Argoza, y que te dejará las mejores vistas del Valle de Cabuérniga en el que se encuentra. Una vez dentro, totalmente recomendable pasear por sus callecitas empedradas, y disfrutar de la arquitectura tradicional en sus casas.
Secuoyas del Monte Cabezón
Si te gusta la naturaleza, este rincón lo vas a disfrutar mucho, y es que, enclavado en Cabezón de la Sal, nos encontramos con un bosque repleto de secuoyas en el que existen más de 800 ejemplares de gran altura. Algunas secuoyas llegan a medir hasta 50 metros.
Una experiencia única entre el intenso verde de estos árboles, que podrás visitar en una ruta por el Monte Cabezón, ideal además, para hacer con niños.
Tudanca
Dejamos la parte natural para adentrarnos en uno de los pueblos con más encanto de Cantabria. Un lugar que parece un decorado de cuento en el que pasear es viajar al pasado.
Entre los elementos más destacables se encuentra la piedra, con la que se han construido desde las pequeñas casitas, hasta los edificios más señoriales, aunque siempre conservando la esencia de antaño, y la arquitectura montañesa.
Con la piedra, únicamente rompe el color verde de la naturaleza que cobra protagonismo entre sus calles, y las macetas con plantas que decoran las viviendas.
Sin duda, es un pueblo en el que disfrutar de una jornada, con la única compañía del valle del Nansa junto al que se encuentra este pueblo.
Cabezón de la Sal
Una de las visitas ineludibles en Cantabria es disfrutar del poblado de Cabezón de la Sal, que te hará viajar hasta 2.000 años atrás y conocer esta antigua zona fortificada que estuvo poblada en la Edad de Bronce y la Edad de Hierro.
La estampa es absolutamente impresionante, y es que, sus cabañas tradicionales, el molino de piedra que servía para moler los cereales y las armas que aún se han conservado, son sin duda, la mejor muestra de cómo era Cabezón de la Sal en la antigüedad.
Iglesia de San Martín de Tours
Si pensamos en los paisajes cántabros se nos vienen a la cabeza, seguro, los típicos valles pasiegos en los que el color verde es una constante, y las playas terminan por decorar la costa. La piedra en sus casas, y ese olor a tradición tan característico.
Pero paseando por algunos pueblos, nos encontramos con verdaderas joyas que no esperamos. Es el caso de lo que ocurre en Cigüenza, un pueblo en el que podemos viajar a través de la iglesia de San Martín de Tours, hasta Perú.
El motivo es que la mandó construir un vecino que emigró a Perú, y al volver quiso tener un pedazo de allí en su pueblo natal, copiando la estructura de la que había en el país sudamericano.
La verdad es que es uno de esos lugares que no hay que perderse.
Mirador de Fuente Dé
Terminamos nuestra visita por las zonas con encanto de Cantabria con una de las panorámicas más impresionantes que puedas disfrutar.
Sin duda alguna, conocer este terreno tiene como imprescindible subirse al teleférico, para el que tendrás que reservar tu entrada, aunque está abierto durante todo el año. Este cable salva 1400 metros de altitud que recorre en menos de cinco minutos y que en la meta ofrece unas vistas impresionantes de los Picos de Europa.