Siempre que una película o serie se rueda allí alucinas con los paisajes. ¿De qué comunidad hablamos? Pues no podía ser de otra que del País Vasco, ese rincón norteño que te atrapa nada más que pones un pie en él.
Los pintxos y el Guggeheim son una pequeña muestra de lo que vivirás allí. Pero si hay algo que te robará el corazón serán los paisajes que te regalan algunas de sus playas.
Playa de La Concha
No es de extrañar que ostente el título de Tesoro de España y es que su paseo marítimo es admirable. Más de un kilómetro de costa te invita a disfrutar de esta playa Cantábrica situada en plena ciudad. Las vistas que tendrás desde la hamaca abarcan desde el Monte Urgull hasta el Monte Igueldo.
En el primero, desde el que disfrutar de unas maravillosas vistas, podrás visitar las exposiciones que recorren su historia como fortificación hasta hace apenas dos siglos. Para llegar a él, recorrerás senderos de vegetación exótica. El Castillo de la Mota lo corona.
Al Oeste se alzan 181 metros que constituyen el Monte Igueldo. El Faro que lo coronaba fue trasladado al barrio del mismo nombre hace 30 años para dejar espacio a un hotel y un fantástico parque de atracciones que recorrer con la familia mientras el mar se extiende ante vosotros. (Foto: Jeremy Thompson) Para llegar a él, el funicular te irá adelantando las vistas.
Playa de Zarautz
2500 metros la convierten en la más extensa de Guipúzcoa.
Se divide en 3 zonas: Un extremo, el occidental, es perfecto para ir con la familia y disfrutar de un refrescante baño. Si lo que te va es el deporte, la parte central será tuya.
Cogerás las mejores olas en esta zona donde pueden llegar a alcanzar los 3 metros de altura. Visitar la zona occidental será la opción ideal para jugar en su campo de golf mientras estás rodeado de dunas y la flora que sobresale entre ellas.
Una estampa que queda coronada por un paseo marítimo con diversas esculturas de artistas que Sorolla retrató en Bajo el Toldo. Diversos recorridos te conducirán hacia una zona de ocio alejada del tráfico y repleta de restaurantes.
Playa de Laida de Ibarrangelu
La Reserva de la Biosfera de Ibarrangelu alberga una de las playas más bonitas para disfrutar de un maravilloso atardecer.
Las actividades deportivas como el windsurf, la vela, y especialmente, el surf son ideales para practicar a lo largo del kilómetro de fina y dorada arena que tiene esta playa. También, es ideal para que los más pequeños se inicien en el deporte: es una de las menos profundas de España.
Frente a ella la Isla de Izaro nos saluda. Sus zonas inferiores son perfectas para practicar el buceo y descubrir su vida marina. Cada 22 de julio se celebra una regata para conmemorar las disputas que en el pasado las localidades cercanas tuvieron por ella.
Playa Karraspio
Entre Mendexa y Lekeitio, un amplio arenal de color oscuro se extenderá ante tus ojos invitándote a disfrutar del voleibol, la vela y el surf.
Este último es perfecto para practicarlo aquí ya que la playa varía sus olas continuamente. Mientras los más jóvenes de la casa se lo pasan en grande, en el paseo marítimo los padres podrán disfrutar de unas vistas preciosas mientras degustan la gastronomía local. Cuando la marea baja dejará a la vista un camino de arena que dirige a la isla de San Nicolás. Pinos y ermitas se mezclan en este paraje silvestre por cuyos caminos te maravillará perderte.
Playas de Garaio (Álava)
A pesar de que Álava no tiene salida al mar, posee 3 de las mejores playas de interior de España. 2 de ellas se sitúan el en Parque de Garaio.
El embalse de Ullíbarri-Gamboa es una de las principales reservas de agua de la Península pero no solo eso. Su paisaje natural es precioso y cuenta con rincones mágicos.
Unas vacaciones familiares serán la excusa perfecta para acercarse hasta aquí y disfrutar de rutas, en bicicleta o a pie, tras las cuales zambullirse en las frías aguas será la mejor opción. Los más pequeños se lo pasarán en grande observando en los recorridos las aves y os podréis relajar a orillas de la playa con un buen picnic.
El norte de España no tiene precio y las fotos hablan por sí solas. Anímate y disfruta tú mismo del paisaje, sus playas y sus rincones. No querrás irte de allí.