Recordar la esencia de antaño en un marco incomparable como es la costa, gusta a todo aquel que sueña con el mar, con los cuentos de marineros, y con la vida en el agua.
En definitiva, nos gusta a todos. O, ¿no te apetecería ahora levantarte con un sol radiante, junto a la playa, y sentirte como en casa? Pues eso es lo que ocurre en muchos puntos de nuestra geografía hoy en día.
Aún hay villas marineras y pueblos en los que cambian el coche por la barca, y el jardín por el agua del mar. Aún hay villas con una magia que merece la pena descubrir.
Hoy, te mostramos una lista con los mejores paisajes, y sus espacios mejor conservados. Apunta y ve desempolvando las aletas, que nos sumergimos en la magia de estos pueblos costeros.
Calella de Palafrugell
Echa un vistazo a esta zona. Seguro que ahora comprendes la inspiración que recibió de estos paisajes, Joan Manuel Serrat para escribir una de sus canciones más conocidas, que es Mediterráneo.
En cualquier caso, te encontrarás con uno de los pueblos pesqueros de Girona más agradables. Su costa está además, formada por pequeñas calas donde se agolpan las barcas que traían, hace años, el pescado más fresco al pueblo, donde se subastaba. Tampoco era raro ver personas tejiendo redes.
En el casco urbano, las casitas de baja altura tienen desde el porche, salida directa a la playa. Un verdadero lujo en los tiempos que corren hoy en día, con tintes de antaño.
Combarro
Nos desplazamos hasta la provincia gallega de Pontevedra, en la que vais a poder conocer una de las estrellas en cuanto a turismo en la zona.
Y no es para menos si nos detenemos en este pequeño y mágico pueblo pesquero donde parece que el tiempo se ha detenido. Conserva la estructura original de su casco urbano, junto al mar, e intacta desde el siglo XVIII.
Desde el paseo marítimo, en el que se pueden ver las casas típicas de pescadores que parecen precipitarse al mar, y hasta espacios como la Plaza de Chousa, en pleno centro y rehabilitada, ya que antes era una playa; Combarro es un lugar único.
Cudillero
Si buscas un lugar inolvidable dentro de Asturias, mucha gente te hará referencia a Cudillero, que es una villa marinera en la que los colores más vivos, combinados con la naturaleza, crean una verdadera joya.
De este pueblo, la imagen que más se reconoce es la de su puerto pesquero, en el que tenemos las barcas que se asoman a la plaza principal, quizás, una de las más conocidas.
De frente, y como una especie de anfiteatro, las casas van dejando paso a la plaza, que tiene la espectacularidad de los colores presentes en las fachadas de las viviendas, como principales protagonistas.
Elantxobe
Ubicada en la provincia de Vizcaya, esta villa tiene desde cualquiera de sus puntos, unas vistas espectaculares que no puedes perderte.
Recibió su nombre de un antiguo caserío, que fue trasladándose hasta los puntos más bajos, dejando como único habitante de su cima, el cementerio de la zona, que conserva la localización para que, según dicen sus habitantes, esté mucho más cerca del cielo.
Sea como fuere, en esta zona tenéis un mirador desde la zona más alta; y el puerto en la parte baja, repleta de barcas y lanchas de los pescadores que siguen saliendo a diario, a faenar.
Fue uno de los puntos más fuertes para la industria pesquera, llegando a albergar en su reducido territorio, hasta 7 fábricas de conservas.
Fornells
Se localiza dentro del Archipiélago Balear, concretamente en la isla de Menorca, y contando con una de las fotografías más singulares.
Su peculiaridad reside en que cuenta con un puerto totalmente natural, prácticamente rodeado de casas de baja altura, blancas, y que combinan con el agua cristalina sobre el que descansan sus barcas.
Aquí, el pescado fresco está a la orden del día, ya que son los habitantes de Fornells, los pescadores encargados de traer hasta el pueblo, las mejores capturas. De ahí, que su plato más apreciado tenga como base el pescado, siendo la Caldereta de Langosta, la estrella absoluta de las mesas menorquinas.
Puerto de Mogán
Nos desplazamos ahora hasta la isla de Gran Canaria, en la que nos encontramos la Venecia más española.
Si ves si panorámica, sabrás que se asemeja mucho a la ciudad italiana, ya que cuenta con un casco urbano en el que recorren canales, sobre los que cabalgan los puentes, y donde no es raro ver pequeñas barcas, como si de coches en plena Gran Vía se tratara.
Aunque actualmente es una de las urbanizaciones más conocidas, antiguamente era un modesto barrio marinero del que se conserva la esencia, y por supuesto, el plato típico, que son las lapas con mojo verde.
¡Ah! Y si tienes la oportunidad de conocerlo, no dudes en disfrutar de su mercadillo artesano, que se celebra los viernes.