¿Algún madrileño delante del ordenador? Bien, pues tanto si has contestado que sí, como que no, vais a poder conocernos (y entendernos) un poco mejor a los de la capital.
Si sois de Madrid, esto os sonará y es más, os parecerá de lo más normal. Por el contrario, si sois de cualquier otra provincia o país, os vamos a ayudar con una radiografía de nosotros mismos. Porque cada uno tiene sus cosas.
Si algo hay que reconocer, seas o no seas de aquí, es que Madrid es para descubrir.
Madrid, se pronuncia Madriz
Y punto. Porque aquí las palabras que acaban en d, las convertimos rápido en z, para darles personalidad. Por eso, no nos juzgues. Aquí es de lo más normal. De hecho, escuchar Madrid es raro.
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Tenemos el mejor agua del mundo
Y no nos intentes discutir este hecho. Nos encanta presumir de agua, pero con razón. De nuestros grifos sale el agua más pura y fresca del mundo.
El tiempo es relativo
¿Dónde estás? Llegando.
La pregunta y la respuesta más temida para todo madrileño. Si alguien te contesta esto, prepárate la tienda de campaña, porque eso significa que aún está en pijama. Que no te engañe. Aún tiene que cruzarse todo Madrid.
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El espacio también es relativo
Si llegas a la capital con ganas de hacer turismo, y preguntas a un madrileño sobre la localización de algún sitio y su respuesta es «está aquí al lado/está cerca«, saca el mapa de metro porque no. NO ESTÁ CERCA.
Tienes que tener en cuenta que una gran mayoría de madrileños tardan casi una hora en llegar a sus trabajos a diario, así que para ellos, todo está cerca.
Madrid mola MAZO
Sí. Quizás si eres de Madrid, reconozcas este peculiar sinónimo de mucho. ¿Te gusta mucho? Entonces, te mola mazo (como a Camilo Sesto). ¿Alguien es guapo? En Madrid, es mazo guapo. Y así con cualquier adjetivo que exista en los diccionarios.
Los madrileños no tenemos acento
Es más. Cuando salgamos de vacaciones reconoceremos cualquier acento enseguida. Porque a todo el mundo se le nota. Menos a nosotros.
Y si no nos quieres dejar con la boca abierta y los ojos abiertos como platos, no nos digas que a nosotros se nos nota por el acento que somos de Madrid.
Nos sabemos el mapa de Metro como la palma de nuestra mano
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Y es que si vives aquí, es el transporte estrella. Para desplazarnos a cualquier sitio, mejor en Metro.
De hecho, nos lo conocemos tan bien, que cambiamos de línea en función de lo largos que sean sus pasillos. ¿Un ejemplo claro de dónde no hacer trasbordo? En Diego de León. Ni un solo madrileño que no se vea obligado a ello, caminará por esos pasillos infinitos hasta la otra línea.
Nos reconoceréis por las prisas
Da igual si es verano o invierno. Si llegamos pronto o tarde. Siempre vamos corriendo.
Es más, hubo un caso de un madrileño que salió un miércoles por la tarde de trabajar, y llegó el día anterior de lo rápido que iba.
Y es que es así, corremos hasta en vacaciones, y no nos damos cuenta. De hecho, no nos gusta que la gente que va por delante de nosotros en la calle, no lo haga.
¿Bocata de calamares? Todo un lujo
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Y es que al primer madrileño que se le ocurrió esta curiosa combinación, le adoramos.
Pasear por la Plaza Mayor (cuando no es Navidad y está lleno de gente), y meterse en algún bar donde te hagan un buen bocata de calamares, es algo que hemos hecho todos los madrileños.
El domingo en La Latina
El plan perfecto de domingo para un madrileño que no haya salido la noche anterior, es ir al Rastro, un emblema indiscutible de Madrid. Un lugar con más de 400 años de historia en el que puedes encontrar desde camisetas; hasta pájaros, o cualquier otra reliquia de antaño.
Después de la vuelta de rigor, emprender el camino hacia la zona de bares de La Latina suele ser la ruta por excelencia al final de la semana. Un plan muy recomendable.
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Si has prestado atención a todo esto, y te has reconocido en muchos de los puntos ¡felicidades, eres todo un madrileño!; y si por el contrario no te suena nada, toma nota para cuando viajes a Madrid, donde te recibiremos seguro, con los brazos abiertos (y un bocata de calamares).
