Encontrar algo que nos sorprenda hoy en día es casi imposible. A pesar de ser unos viajeros bastante curiosos, siempre hay un rincón en el mundo que aún podemos descubrir. Es el caso del Porís de Candelaria, una auténtica joya natural que se esconde entre la roca volcánica de La Palma.
Pero…antes de nada, ¿qué es un porís? Se trata de embarcaderos o puertos naturales y este era el sino del que ahora te enseñamos hasta hace unos años. Al contar con unas aguas más tranquilas, los pescadores venían aquí a descargar el género y después lo subían hasta Tijarafe a través de un empinado camino de tierra. Era lo más rápido.
El inicio de un pueblo sorprendente
Si nos remontamos a sus inicios, hay que hablar de la leyenda más extendida para sus habitantes. Se dice que en el siglo XVI llegaron unos pescadores portugueses a la zona en un día de mala mar y corrientes muy fuertes, intentando resguardarse. Al bajar la imagen de la Virgen de la Candelaria, las aguas se calmaron, por lo que creyeron que era una señal divina para construir aquí un pueblo.
Sea como fuere, lo cierto es que ese porís comenzó a tomar forma a medida que se iba excavando, dando como resultado algunas cuevas que habitaban los pescadores eventualmente.
En la actualidad, son unas 60 o 70 viviendas -casetas y cuevas- las que forman el Porís de Candelaria en este refugio volcánico con salida al Atlántico. Desde hace medio siglo son la segunda residencia de los pescadores que vivían en Tijarafe, ya que se tenían menos recursos y este lugar servía de descanso y refresco para sus habitantes.
El pacto de los vecinos
«Con el Porís de Candelaria no se especula«. Este podría ser perfectamente el lema de aquellos propietarios de las viviendas que forman este peculiar pueblo. Y es que todos ellos, desde hace bastante años, tienen un pacto especial que implica que ninguna de las viviendas se vende o se utiliza con fines turísticos. Aquí quieren disfrutar de un ambiente tradicional y preservar la esencia de antaño.
Además, también es por un tema económico ya que tanto la luz como el agua son comunitarios, cada vecino paga la parte proporcional y en el caso de alquilar alguna vivienda y convertirla en uso turístico, este gasto se dispararía y tendría que ser asumido por todos.
El turismo en la zona
Si visitas la Isla Bonita, no te puede faltar este lugar en tu recorrido aunque te avisamos de que su acceso no es precisamente sencillo. Tienes varias formas de hacerlo. La más sencilla es hacerlo en barco, donde podrás lanzarte al mar y atravesar su arco natural de piedra, utilizar alguna de las escaleras que hay en las rocas, y disfrutar de una visita por su calle.
La otra opción es hacerlo en coche, aunque la carretera tiene bastantes curvas y pendientes, el reto merece la pena. Hay dos aparcamientos. Uno de ellos se encuentra más arriba y tiene capacidad para menos vehículos, pero un par de cuestas más hacia abajo, está el segundo parking, algo más grande, donde comienza el camino de tierra que te llevará hasta el mágico Porís de Candelaria. A medida que vas descendiendo, te darás cuenta de la impresionante belleza de este lugar.