Apartamento Carboneres 3

Coqueto apartamento con vistas al mar, para 5 personas en el apacible pueblo con playa de ambiente familiar de Llançá, perteneciente a la provincia catalana de Girona y ubicado en el tercio superior de la Costa Brava.

En este alojamiento podremos disfrutar de los siguientes elementos:

• 2 dormitorios de tamaño doble, de los cuales uno cuenta con una cama de matrimonio flanqueada por un par de mesillas de noche con sendas lámparas; el otro dormitorio tiene un par de camas individuales gemelas separadas por la mesilla de noche que comparte con una lámpara independiente de la luz general de la estancia. Ambas habitaciones son de proyección exterior y al contar con unas ventanas de gran tamaño esto les garantiza una abundante iluminación natural durante gran parte de la jornada.

• El baño del que dispone la vivienda está completo, ya que cuenta no solo con los sanitarios básicos propios de una aseo como pueden ser lavabo o retrete, sino que además tiene una pequeña bañera de asiento que puede utilizarse como ducha.

• En el salón, que es una estancia amplia y luminosa desde la que podremos contemplar el mar, en la que se ha dispuesto un conjunto de comedor para 4 personas compuesto por una mesa y sillas de madera, el cual se sitúa en el espacio cercano a las puertas de cristal que dan acceso al exterior. En el extremo opuesto de la sala se encuentra un confortable sofá tresillo convertible en cama que se sitúa justo frente a una televisión de pantalla panorámica donde podremos descansar viendo nuestros programas favoritos.

• La cocina cuenta con todo el equipamiento básico necesario para la preparación de nuestras comidas mientras dure la magnífica estancia.

En el exterior tenemos una coqueta terraza de tamaño medio en la que se ha dispuesto un conjunto de muebles de exterior que se propone ante los ocupantes de la vivienda como un perfecto cenador de exterior desde el que podrán gozar de amenas o tranquilas comidas al aire libre siempre aderezadas con el sonido de las olas y el Mar Mediterráneo como telón de fondo.

En los alrededores de la población de Molinás podemos encontrar las ruinas del Castillo de Molinás, una antigua fortificación medieval del siglo XII que se predisponía como la línea de defensa de los posibles invasores franceses.

Lo que queda en este enclave son tan solo restos de los cuales destaca como elemento más integro la Torre del Homenaje, también varios de los muros interiores y varios arcos de medio punto, pero lo que importa en este caso no es lo incorrupto del monumento, sino precisamente lo contrario. La decadencia que muestran los escombros de esta construcción llevada a cabo por la mano del hombre e invadida por la naturaleza, muestra una bella estampa del paso del tiempo y la poca importancia del ser humano.

También en la comarca del Alto Ampurdán encontramos un ejemplo de todo lo contrario a lo anterior, en perfecto estado de conservación se halla el Monasterio de San Quirico de Colera, un santuario dedicado a la fe cristiana que se conserva sin apenas modificaciones desde que fuese levantado en el siglo IX, salvo las que se han hecho periódicamente para su ampliación dado que la comunidad religiosa que albergaba fue creciendo hasta que en el siglo XIX, con las desamortizaciones fue disuelta y vendidos sus bienes, que pasaron a manos privadas hasta que en el año 1994 se vendió de manera casi caritativa al ayuntamiento del municipio de Rabós.