Casa Grande

Abioncillo no era más que un pueblo semiabandonado de la provincia de Soria hasta que, en 1983, un grupo de educadores tuvieron la magnífica idea de reconvertirlo en un pueblo-escuela y albergue rural, para llevar a cabo en él nuevas iniciativas de educación y organizar actividades didácticas en plena naturaleza, con la historia de las tierras sorianas como fondo y marco.

La casa rural que sirve de alojamiento ha sido respetada para mantener su estilo rústico, en sus paredes de piedra y las gruesas vigas de madera; sin embargo, se ha restaurado para llevarla a un contexto más moderno e incluir las comodidades necesarias para agasajar al huésped ansioso por recorrer los parajes naturales de la provincia, sin tener que preocuparse por su residencia.

Las 6 habitaciones de que consta la casa, repartidas en sus 2 plantas, dan cobijo a un máximo de 47 personas en el mismo número de plazas individuales, en literas que le dan al albergue ese aire desenfadado y juvenil, en vez del innecesario repertorio de cojines y sábanas de los hoteles de ciudad.

Las habitaciones son de diferentes capacidades: una es de 14 plazas, otra de 8, otra de 7, una de 6 y la más pequeña, de 2 plazas; de esta manera es fácil organizar la estancia dependiendo del tamaño del grupo y el número de personas que se van a alojar juntas. Completan el mobiliario de las habitaciones pequeñas mesillas de noche y sillas de madera y mimbre, para guardar los objetos personales, ayudar a vestirse o dejar organizada la ropa. Estas habitaciones no se pueden alquilar de manera privada, así que es posible compartirlas con gente desconocida con los mismos intereses del huésped por la comarca que están visitando.

Las habitaciones comparten un baño común, y este baño dispone de agua caliente; en toda la casa hay calefacción, que la mantiene con un ambiente acogedor. No se incluye la ropa de cama, ni toallas, así que el huésped debe traer todo lo necesario al respecto; se puede, no obstante, alquilar ropa de cama con el coste de 2 € de suplemento. Hay servicio de lavandería disponible, en caso de que los huéspedes necesiten lavar su ropa o los enseres traídos.

El comedor es una amplia zona común de paredes de piedra y grandes mesas de madera, con sillas a lo largo. El alojamiento incluye desayuno, pero solo se sirven comidas y cenas para grupos superiores a 25 personas; la organización, no obstante, permite a grupos pequeños e individuales que vayan por su cuenta juntarse para asegurar que se dará el servicio. 

La sala de convenciones es otra zona común con mucha actividad: en ella la asociación organiza talleres y actividades educativas. Hay también un amplísimo salón con una mesa de ping-pong, así como una colección de juegos de mesa, para pasar el rato cuando no se desee salir al exterior, y también se puede acceder a internet a través de su conexión wifi.

En el exterior de la casa hay un amplio terreno, con una huerta donde se realizan actividades didácticas agrícolas, y una zona de aparcamiento para los huéspedes, suficientemente grande. Se extiende alrededor también un jardín con zona de acampada, un merendero con vistas sobre la campiña soriana y una terraza, en la que sentarse a descansar y contemplar el tranquilo paisaje, con el rumor del viento entre las hojas como compañero.

Abioncillo queda suficientemente cerca de Calatañazor como para arriesgar una visita a esta encantadora localidad, Conjunto Histórico-Artístico por buenos motivos, como son su castillo en ruinas y las diversas construcciones románicas que lo salpican. La ruta que lleva allí desde el alberque atraviesa un bosque de encinas, tras el cual la visión del pueblo se convierte en algo parecido a un cuento de hadas.

Medinacelli y Ambrona son otras dos localidades que visitar una vez se encuentra uno por la zona, recorriendo los pueblos que hay entre medias y sus monumentos románicos y mozárabes, testigos decadentes de épocas muy lejanas.

El Sabinar es un bosque de árboles autóctonos de la zona, que da a parar, tras atravesarlo, a la Cueva Maja, un yacimiento de la Edad de Bronce excavado en la tierra por el río Muriel Viejo. El sistema de cuevas, pequeño, resulta sin embargo interesante de visitar y recorrer. 

Entre las rutas a recorrer por la zona, destacan la ruta del Destierro del Cid y la ruta de las Icnitas, las cuales dos discurren por varias localidades de la provincia y descubren parajes impresionantes al turista, que recorrerá la ribera del Duero y las huellas de dinosaurios, reconociendo la historia de estos recónditos paraísos, a menudo olvidados.